Dos genios de la Gastronomía contemporánea y de la Cocina en General —hoy reconocidos con las estrellas y menciones más gloriosas—, recorrían Francia metidos en un cochecito, hace una quincena de años. Eran jóvenes e inquietos, hambrientos de experiencias y seguros de su vocación coquinaria, descubrían el Amazonas en cada kilómetro de su recorrido por la geografía francesa.
Por eso, cuando en el mapa vieron escrito ROCHEFORT, se desviaron de su camino en busca de los orígenes del Nilo: "Rediós, a una hora de camino, tenemos la ocasión de conocer la cuna de ese gran queso. !Qué oportunidad!".
Y así, como Caperucita por el bosque, siguieron su camino por las rasas tierras galas hasta llegar a la ansiada villa, como si de la mítica Petra se tratara, al final del recorrido por el desierto. Sumamente excitados con la llegada al lugar, al epicentro mismo del asunto, y a la vista de grandes moles de piedra donde imaginaron infinitud de trogloditas laborando y caves llenas de moho donde fermentaban quesos únicos en el mundo, bajaron el cristal de la ventanilla para preguntar (en un pésimo francés), dónde podían comprar el afamado queso del lugar. Una cortés señora les respondió que ahí mismo, en la esquina, tenían un supermercado Champion, donde podrían encontrar de todo. También queso, por supuesto.
Frustrados por la escasa calidad de la información y por la ausencia de euforia de la lugareña; y atónitos por no ver ningún cartel promocionando el magnífico producto autóctono, topáronse con un anciano con pinta de Mariscal Petain, a quien volvieron a preguntar sobre el famoso queso. (Además, a la entrada del pueblo habían visto unas blancas ovejitas, que pastaban mansas como sus genes ordenaban al menos desde el Neolítico, por lo que podían advertir con facilidad el penetrante e inconfundible olor del manjar que perseguían y que inundaba, como una niebla única muy particular, la ciudad y la región entera). El tal Petain —que resultó ser hombre paciente e imaginativo en grado sumo—, logró, finalmente intuir lo que aquellos dos jóvenes perseguían: La Meca del queso, ni más ni menos. Y les dijo: "Chicos, vuestra pituitaria es ciertamente prodigiosa, pues aquí no hay queso que valga. ROQUEFORT queda a unos mil kilómetros más al norte".
Recuerdan todavía en aquel lugar, la precipitada huida de aquellos dos jóvenes que se fueron sin siquiera dar los mercis de rigor; y cómo la luz rojiza que desprendieron sus mejillas, cegó para siempre a cuantas aves anidaban en los parques de la villa. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... pero,
¿De quién demonios hablamos? ¿Cómo se llaman los dos genios que protagonizaron esta increíble y trepidante aventura?
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David de Jorge y Hasier Etxeberria, autores del libro "Porca Memoria" (Ed. RBA), publican y guardan aquí sus inspiraciones gastroliterarias. O algo así.
Muy divertido, realmente estos dos son Mortadelo y Filemón en la cocina ;) +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
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