Salinas y Marín, diputados "de sol a sol"

Toledo.-  Jornadas de sol a sol, varias reuniones a lo largo del día, multitud de papeles en los que bucear, iniciativas que redactar, medios de comunicación a los que atender y, unas cuantas veces al mes, plenos de las Cortes y comisiones parlamentarias a las que asistir. "Si quieres, trabajo no falta".

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(EFE)

Dos diputados de las Cortes de Castilla-La Mancha, el socialista Antonio Salinas (i) y el popular Marcial Marín, explicaron a Efe cómo es el trabajo diario en la cámara legislativa.

Así describen su rutina laboral Antonio Salinas (PSOE) y Marcial Marín (PP), dos de los 47 diputados que representan a los castellanomanchegos en las Cortes regionales, dos ejemplos de que los parlamentarios no gozan de la vida ociosa que en ocasiones perciben los ciudadanos, porque, como en un iceberg, a la vista solo queda una tercera parte de su tarea.

Marín, Fuente Álamo (Albacete), 1968, lleva menos de un año en política, a la que llegó de la mano de María Dolores de Cospedal, pero ya se ha ganado fama de currante entre diputados y periodistas. Ocupa la Secretaría General de su grupo, coordina toda el área económica y es portavoz en los asuntos de Ordenación del Territorio y Vivienda.

Salinas, San Juan de Requena (Valencia), 1948, se ha especializado en asuntos de agua y agricultura -el tema del vino lo domina como nadie y planea escribir un libro sobre las variedades mundiales, a costa de horas de sueño-, es ingeniero técnico agrícola, lleva 17 años en Castilla-La Mancha, como diputado desde 1999, y preside el Patronato Rector del parque nacional de Cabañeros.

Como el día tiene 24 horas, y para ellos el contacto con los ciudadanos y estar al tanto de la actualidad es importante, la familia acaba pagando su plena dedicación.

Salinas, cuyos dos hijos ya son mayores, tiene la sensación de que debería haberles dedicado más tiempo cuando eran pequeños y reconoce que es su esposa quien ha tenido el mérito de cuidar de los hijos y de su padre.

El diputado socialista elogia el trabajo de las mujeres, que ahora son la mitad del Parlamento; es difícil ser madre trabajadora, y para él está claro que quien falla, no lo hace por su condición de hombre o mujer; siempre ha tenido un trato de igual a igual con sus compañeras de trabajo y la satisfacción es total, dice.

Por su parte, el día en que Marín decidió abandonar su responsabilidad como gerente de la Asociación de Empresarios de Campollano (ADECA) de Albacete para sumarse al proyecto de Cospedal, asumió también el coste de dejar a su familia (mujer y dos niñas de 6 y 9 años) durante cuatro días a la semana.

"Tenía la vida resuelta, solucionada, un buen salario y mi familia cerca, pero la vida no está hecha para los cobardes", asegura Marín, quien añade que, pese a que la vida política no es como la había imaginado, el objetivo "merece la pena".

El diputado popular vive más de media semana solo en el piso que ha alquilado en Toledo, en el que continúa la jornada laboral cuando sale del despacho.

"Me como un sandwich y sigo. No tengo horario. La vida en la oposición es dura. Tienes que hacerlo tú todo; no hay funcionarios ni asesores; lo que quieras lo tienes que buscar tú", explica.

Antonio Salinas, en lugar de eso, continúa viviendo en Ciudad Real, pero hace con su Audi hasta 35.000 kilómetros al año; los días que hay pleno en las Cortes se levanta a las seis de la mañana, cuando no, le dan las siete y media, pero tampoco para, porque le gusta mantener reuniones con el sector, dar charlas o participar en jornadas.

Y nunca se acuesta antes de la una y media ni sin leer un poco. Ha empezado un "tocho" sobre la historia de Europa con demasiados datos -bueno para dormir-, pero el último libro que le ha enganchado es "La bodega".

Volviendo a la política, Marín comenta que una de las cosas que más le frustran en su salto a este campo es que los ciudadanos piensen que sus representantes se limitan a ir una vez a la semana al pleno a sentarse a escuchar o a insultarse.

También hay quien cree que aprovechan para resolver otros asuntos en las horas que dura el pleno, e incluso para dormir, pero Salinas, que no se ha dormido nunca, asegura que le gusta escuchar cuando intervienen otros parlamentarios, "a todos nos gusta que nos escuchen", y si tratara de hacer otra cosas no se concentraría.

Aún así, el popular asume que "hay diputados que se toman las cosas con más...", si bien se muestra orgulloso del "equipo" que se ha creado en el grupo parlamentario del PP, "un equipo para gobernar".

De momento, su principal satisfacción ha sido fraguar el acuerdo con el PSOE para sacar adelante por consenso la ley de la empresa de gestión del suelo. Y aún no entiende cómo puede ser tan difícil que los dos grupos se pongan de acuerdo. De hecho, confiesa que lo más frustrante es ver que ideas o aportaciones que considera adecuadas para el bienestar de los ciudadanos se pierden sólo por llevar el sello del PP.

"Hay demasiada visceralidad en la política", asume Marín, quien tiene muy claro que en la política regional "hacen falta caras frescas, tanto en el PSOE como en el PP, por el bien de los castellanomanchegos".

Salinas ve que las relaciones con el PP son cordiales, disienten en política, pero la política es discutir para llegar a acuerdos por el bien de los ciudadanos, y "creo que el adversario político también quiere lo mejor" para ellos.

Los momentos memorables del diputado socialista en la Cámara regional son dos: la transmisión de poderes de Bono a Barreda y la asunción de las competencias de Sanidad y Educación.

¿Qué cambiaría Salinas en las Cortes? "Tienen que ser más ágiles" porque, dice, la tramitación es lenta y eso puede hacer que los temas que tratan pierdan actualidad; además, le parece que se podrían acortar los tiempos de intervención para poder debatir más asuntos, y para ello habría que cambiar el Reglamento.

Marín sostiene que el Reglamento de la Cámara tampoco favorece que se llegue a acuerdos; para él, debería haber más tiempo para la reflexión y la búsqueda del consenso durante los debates.