Bad news, good news

Hoy comienza el puente del 1º de mayo. Tengo un karma excelente y quiero compartirlo con todos ustedes. Me gustaría que no se quedasen en el lado oscuro, que buscasen la luz de la primavera, que perdiesen unos segundos viendo chisporrotear las estrellas, oliendo el aroma de la flor de la jara. No den la espalda a la felicidad. Les ruego que vean el lado positivo de las cosas, incluso de aquellas que en un principio pudieran parecer negativas, como yo estoy dispuesto a hacer en el post de hoy.

EFE

El programa de Curry Valenzuela está en mínimos históricos.

Les pondré un ejemplo de este buen rollo que quiero disfrutar junto a mis lectores: hace un par de días 'Alto y claro', el programa de Curry Valenzuela en Telemadrid, alcanzó un mínimo de audiencia francamente patético. Un 12% de share, con apenas 77.000 televidentes. Bueno, pues yo les propongo que vean el lado bueno de semejante desgracia.

Si esto sigue así, dentro de nada tendrán que quitar el programa de Curry Valenzuela. Y Curry se tendrá que ir a la calle. Qué pena más grande, ¿no? Pues aunque no se lo crean, les diré que incluso en algo tan triste como la pérdida de un puesto laboral, podemos encontrar una parte esperanzadora. Entonces Curry tendrá motivos de peso, desde su condición de parada, para quejarse de la política de Zapatero, malandrín que además de dividir España, vender Navarra y provocar la crisis de la construcción, está dejando a los españoles sin trabajo.

Y hay más buenas nuevas. Por ejemplo, que la televisión pública de Madrid será, sin Curry, un poco más independiente. Eso está muy bien. Piensen, además, que la raquítica audiencia conseguida por Curry habla en forma muy positiva de los televidentes madrileños: ¡cada vez tienen más criterio!

Pero no acaban ahí las ventajas que, por abandono de público, supondría la desaparición de semejante esperpento de programa. Lo mejor de todo, para la pobre Curry, es que a lo mejor podría subirse a ese tren de perdedores ilustres que conduce Aznar, y al que hace unos días se subió Zaplana.

No quiero que ustedes piensen, Dios me libre, que quiero rociar con sal la herida que los audímetros han abierto en los pellejos de la pobre Curry. Todo lo contrario. Y es que una vez liberada de tan pesada carga (manipular es una labor durísima: piensen que para hacerlo a conciencia sólo se puede estar de rodillas o con el lomo doblado), Curry puede emprender otras tareas con toda seguridad más rentables. La derecha trata bien a sus siervos.

Regresen a Zaplana. Uno de esos políticos (junto a Acebes) que, después de engañar a todos los españoles (11-M), no debería salir a la calle por miedo a ser escupido. Pues en lugar de eso, acaba de recibir un jugoso pago por los servicios prestados. "Nadie en política podrá decir que yo le he fallado", dijo poco después de dar su número de cuenta en el departamento de personal de Telefonica. Zaplana cobrará, en este nuevo trabajo diseñado a su medida, un millón de euros al año. Por si no lo sabían.

Curry se conformaría con la mitad, que lo sé yo. Excelentes noticias, por tanto, desde Telemadrid. Curry va preparando su maleta, Esperanza le busca un exilio dorado, ¿la cordura regresa poco a poco a la televisión pública madrileña?… Esto me lleva al principio del post: ¡qué hermoso día hace! Voy a tumbarme al sol, debajo de una encina, me prepararé un vermú, con unas aceitunas y un poco de pan con tomate y aceite, pondré un disco de la Nitty Gritty Dirt Band…

Lo que es un tripi (financiado por los madrileños)…

Un motivo para no ver la televisión

El Dios de los ácidos

Autores: Antonio Gnoli y Franco Volpi

Editorial: Siruela

Ver un programa de Curry Valenzuela produce sensaciones similares a tomarse un ácido. A lo mejor por eso lo ve tan poca gente. Les diría más: ver a Curry Valenzuela es como tomarse un ácido. Lo que en ambientes psicotrópicos se conoce como un mal viaje. Por eso creo que el libro que debo recomendarles hoy es 'El Dios de los ácidos', un texto que recoge la entrevista que Antonio Gnoli y Franco Volpi realizan a Albert Hoffman, el científico que descubrió el LSD mientras estudiaba los alcaloides producidos por el cornezuelo del centeno.

Lamentablemente, Hoffman es noticia porque acaba de morir. El libro del que hoy hablamos es una obra imprescindible, puesto que no sólo habla de él como inventor de la droga psicodélica de moda en los 60. También recoge sus opiniones, tremendamente originales y lúcidas, sobre esos mundos que están más allá de la ciencia y los alucionógenos. Una gozosa y segura manera de recorrer mundos… que están en éste.