El fútbol no sale de la caverna

Militares, guardias civiles... y hasta curas. En pleno siglo XXI, pocas profesiones quedan por salir del armario y una de ellas es la de futbolista. Por muchos rumores que haya, el deporte rey se resiste a hablar de homosexualidad y tampoco es de extrañar. El último exabrupto lo ha lanzado el ex director general de la Juventus de Turín. Luciano Moggi ha asegurado que "un gay no puede ser futbolista[...] porque están desnudos en las duchas". Mientras, las asociaciones de homosexuales en España dicen que lo que no pueden es decirlo, porque las hinchadas son demasiado homófobas.

(ZERO)

Aitor Ocio ha sido el único futbolista portada de Zero aunque él no es gay.

El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, considera que la sociedad no está preparada y sobre todo, el mundo del fútbol. Según declaró el mes pasado en una entrevista al Times, hay futbolistas homosexuales, pero no es posible que hagan pública su homosexualidad "porque creen que no serían aceptados en este entorno". De hecho, los únicos que se declaran abiertamente gays tienen una competición especial, no profesional. El pasado mes de septiembre se celebró la décima edición del Mundial de Fútbol Gay en Argentina.

También Miguel Ángel González, presidente del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), está convencido de que no sólo se trata de rumores "Haberlos, haylos, como las meigas". Para él, la culpa de de este mutismo la tiene el ultraderechismo de algunas hinchadas. De hecho, dice que es incluso comprensible. "Hay muchos aficionados ultras que llevan los caracteres radicales al máximo exponente, sólo hay que ver cómo se comportan con algunos jugadores de color", dice mientras recuerda los gritos simiescos que la afición del Zaragoza dedicó hace dos años al camerunés Samuel Eto'o en la Romareda. "Además, por poner un ejemplo, imagínate un jugador del Real Madrid que se declara homosexual... ¿cómo se comportarían los ulltrasur?".

Pablo López, miembro de la Junta Directiva de la Fundación Triángulo, apoya esta idea. "Si en los años 90 se insultaba a Michel llamándole maricón, a sabiendas de que no lo era, por el famoso 'tocamiento' a Valderrama, si un futbolista se declara abiertamente gay ciertos aficionados se le podrían echar encima", dice. Él sólo se refiere a un sector ultra porque considera que la mayoría de la sociedad está preparada, "si ya se ha aceptado una ministra de Defensa mujer, ¿por qué no se va a aceptar un futbolista gay?"

De todas formas, Pablo López cree que el ser conocido siempre es un handicap. "Le es más fácil ser portada de la revista Zero a un guardia civil anónimo que a un futbolista". Y es que para él, hay muchos directivos que, como Moggi, no están dispuestos a tener un homosexual en su plantilla, "y estamos hablando de poner en juego el puesto de trabajo".

Los primeros pasos

Desde que comenzó a publicarse esta revista muchos personajes públicos han pasado por su portada y de ellos, sólo un futbolista, aunque no para declararse homosexual. Entonces jugador del Sevilla, y ahora del Athletic de Bilbao, Aitor Ocio —casado con la modelo Laura Sánchez— accedió a estar en la portada del número 65 "para romper con la homofobia que existe en este deporte". Sin embargo, no se consiguió nada. Desde entonces no ha habido ningún futbolista que haya posado para la revista.

La homofobia no es exclusiva del fútbol español. En la práctica, muy pocos futbolistas de élite han declarado su homosexualidad y quienes lo hicieron tuvieron un final trágico. Como el alemán Heinz Bonn, asesinado en 1991 por un prostituto, o el inglés Justin Fashanu, que desveló su homosexualidad en 1990 y ocho años después, apareció ahorcado.

"Hay que ser muy valiente para hacer público este aspecto de tu vida privada", dice Pablo López que considera que es mucho más fácil acogerse a la presunción de heterosexualidad. Miguel Ángel dice que "hasta que no se dé el primer paso, seguirá habiendo homofobia en el fútbol". Lo ideal sería que como en el rugby fuese una gran figura. En 1995, la superestrella australiana Ian Roberts rompió con el tabú e hizo destacar su valentía en uno de los deportes más duros y machistas. Su reputación se vio reforzada en Australia y en todo el mundo.

Los toros, el otro reducto

El otro mundo donde en pleno siglo XXI la homosexualidad sigue siendo un tabú es en el de los toros. "Yo creo que esto es más por el estereotipo del torero casado con la tonadillera", comenta Miguel Ángel que asegura conocer algún torero gay.

Aún así, González cree que será este mundo quien salga antes del armario porque "aunque es bastante machista, no hay ultras". Y eso que, según Pablo López, "no hace ningún bien la imagen de macho ibérico que dan algunos toreros. Lo que se dice es que son más hombres porque le echan cojones". Pablo además comenta que la media docena de toreros que salen en las revistas del corazón no contribuyen al fin de la homofobia.