Zimbabue sigue a la espera de los resultados oficiales de un lento recuento que determinará, entre acusaciones de fraude electoral de la oposición, si Robert Mugabe continúa siendo el presidente tras más de 25 años en el poder. De momento, los resultados, ofrecidos con cuentagotas, no ha arrojado demasiada luz sobre el futuro del país.
Algunos medios de comunicación como la BBC y CNN han anunciado un posible acuerdo entre el partido gubernamental y la oposición, que podría llevar a una dimisión y abandono del poder de Mugabe. Pero hasta ahora la información es confusa y no se ha podido confirmar el supuesto pacto.
Zimbabue sufre la tasa de inflación más alta del mundo, según datos del Banco Mundial. Sin embargo, éste es sólo uno de los puntos negros de un estado que se encuentra al borde del colapso.
Fund for Peace, en su informe anual de 2007, coloca al país en el cuarto lugar de la lista de estados fallidos, teniendo sólo por delante a Sudán, Irak y Somalia. La violación de los derechos humanos, la falta de libertad política, el acoso a los medios de comunicación y periodistas críticos con gobierno y la escasez de alimentos y bienes de primera necesidad son algunos de los síntomas de la enfermedad del país. Algunos de ellos podrían empezar a desaparecer a partir de ahora.
Analizamos la situación interna de Zimbabue y el proceso electoral con Carlos García Rivero, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Burgos y experto en elecciones, democracia y estabilidad política en África subsahariana.
Ojalá me equivoque, pero no creo que haya un recuento justo, aunque ya no se permita a Mugabe tanto abuso y tanto uso de la violencia como en elecciones anteriores. Se ha tolerado cierta permisividad: ha habido mítines de otros partidos, se han pegado carteles, pero de ahí a que se permita que gane la oposición hay un mundo. Tampoco ayuda el hecho de que la oposición está dividida y no hay un movimiento unido en contra de Mugabe.
No puede haber ningún cambio porque Mugabe se está jugando la vida. Si pierde el poder, posiblemente tendría que irse al exilio, donde nunca estaría seguro (...) Podría pactar una salida del Gobierno con la oposición para asegurarse una salida segura, pero nadie le puede garantizar que la oposición vaya a mantener su promesa. Incluso entonces podría haber presiones de Reino Unido para que se le juzgara por crímenes contra la humanidad, especialmente por los sucesos de Matabeleland (El Ejército mató en los años 80 a miles de personas que se levantaron en esta provincia contra el régimen de Mugabe).
Reino Unido siempre ha tenido un componente moral en su colonialismo y mantiene fuertes vínculos con la población blanca de Zimbabue, que ahora se ve desamparada y por la que siente cierta responsabilidad. Sin embargo, las presiones diplomáticas no van a conseguir nada, no se va a acabar con Mugabe. Se le sanciona, se le prohíbe viajar, se le cancelan cuentas... pero todas son presiones sutiles, no se actúa con firmeza. Además, Zimbabue no es un país que tenga recursos importantes que puedan desestabilizar el precio de algún producto. Salvo que estallara una guerra civil, situación que no creo que se llegue a dar, no habría una intervención más directa. Podría tener más influencia Sudáfrica como potencia regional en el cono sur, especialmente de cara al Mundial de fútbol, porque no se permitiría que hubiera un conflicto al otro lado de la frontera.
Mugabe mantiene su régimen creando billetes que al día siguiente no valen nada. Zimbabue es un país que está completamente desmoronado: coger un autobús te consume el sueldo del mes entero, el sistema productivo está completamente colapsado, las empresas se han ido del país, no hay gasolina y en las tiendas no queda nada, lo que produce una situación de escasez enorme.
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África no interesa que despierte, ese es el mayor problema pero espero y deseo que pase como con la India y China que ellos solitos se están levantando. +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Citar este verso de Machado no puede ser más ocurrente al hablar de Mariano Rajoy. Tras la renuncia de Zapatero y las voces que señalan que la estrategia popular podría verse dañada, es necesario preguntarse algo. ¿Ha hecho camino Rajoy? ¿Se ha preparado para ser presidente? Quizás la respuesta sorprenda.
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“Algunos luchamos por tener los pies en suelo.” Lo decía ayer en su Twitter Raül Romeva, uno de los cuatro eurodiputados españoles (Oriol Junqueras, de ERC, Ramon Tremosa, de CiU, Rosa Estarás del PP y él, de ICV) que apoyaron la enmienda para evitar que el presupuesto comunitario de 2012 contemple los vuelos en primera clase de los parlamentarios europeos. No era una excepción. Lo escribía ahí porque es lo que hace siempre: ser transparente.
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Son los cien primeros, como podrían ser doscientos o diez. Lo importante es el concepto. La idea de tener unos días para llevar a cabo la transición desde la oposición al gobierno. Del banquillo, a llevar el dorsal titular. Nunca tendremos una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión. Y los cien primeros días son esa primera impresión. Veamos su importancia.
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“Os propongo que sea el Comité Federal, en la próxima reunión que tengamos, después de las elecciones autonómicas y municipales, el que fije el momento de activar el proceso de primarias previsto en los Estatutos del partido para elegir nuestra candidatura a las próximas elecciones generales.” De esta manera, Zapatero ha puesto las primarias en el punto de mira tras anunciar que no será candidato a la reelección. Tras este anuncio, observamos algunas reflexiones sobre el proceso
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