Los mediadores en las aulas, una vía de solución a los conflictos de integración de los inmigrantes

Valencia.-  El porcentaje cada vez mayor de inmigrantes en las aulas ha motivado la aparición del denominado mediador, una figura que intercede entre profesores, padres y alumnos para ajustar las distintas "claves culturales" de cada uno de ellos y facilitar la comunicación.

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(EFE)

El Instituto Malilla de Valencia, Francesc Calatayud, cuenta desde hace tres años con la figura del mediador en las aulas. Se trata de una mujer tunecina, Awatef Keititi, una de las profesionales que participa en el programa de mediación organizado por la Obra Social La Caixa en colaboración con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). En la foto, vista general de la plaza del Ayuntamiento de Valencia.

Así lo reconoce el vicedirector del Instituto Malilla de Valencia, Francesc Calatayud, donde cuentan con esta figura desde hace tres años.

El centro dispone de la ayuda de una mujer tunecina, Awatef Keititi, una de las profesionales que participa en el programa de mediación organizado por la Obra Social La Caixa en colaboración con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

"Desde que hemos puesto en marcha estas actividades de mediación, los expedientes sancionadores han disminuido un 20%", destaca Calatayud.

Pese a que el porcentaje de alumnos inmigrantes en este instituto se encuentra "sobre el 15%, dentro de la media", la presencia de un mediador ayuda a la hora de abordar algunas cuestiones tanto con ellos como con sus familias.

Pilar Doménech, una de las docentes del Instituto Malilla, recuerda el caso de una alumna inmigrante que "faltaba mucho a clase y cuando venía tampoco prestaba demasiada atención".

"Contactar con la familia era complicado, ya que la madre sólo entiende el árabe", relata.

La intervención de Awatef demostró que lo que podía parecer una situación de abandono se debía únicamente "al desconocimiento del idioma".

"La madre reconoció que le daba mucha vergüenza hablar con los docentes porque no sabía cómo actuar", explica.

Sin embargo, lo que en la mayoría de ocasiones se soluciona de forma sencilla a veces se complica: "En otro centro, el padre de un alumno inmigrante le pegó un cachete delante del director tras enterarse de que su hijo iba a ser expulsado".

Esto "ha sido interpretado por la escuela como una muestra de violencia", y el caso está en los juzgados. Sin embargo, "el padre sólo quería transmitirle a su hijo que respetara a los profesores y directores, y no sabía que estaba prohibido por la ley".

"Éste es un ejemplo de lo que ocurre si hay un malentendido de códigos. Ahí debe actuar el mediador para explicar qué significa esa bofetada para cada uno", señala Awatef, quien destaca que el director de este centro le ha reconocido que no habría recurrido a la Justicia "de haber conocido esto de la mediación".

También en otro instituto de Valencia, un padre desea que su hija contraiga matrimonio y abandone la escuela: "Ella es una alumna brillante, por lo que estamos apoyando a la chica y concienciando a su padre".

Ante este tipo de situaciones, ¿debe ser la sociedad de acogida la que se adapte a los inmigrantes o viceversa? "Lo importante es la interacción, una dinámica de doble sentido en la que ambos cambian" de forma natural, como una evolución.

En su opinión, tan normal es que los españoles tengan cierto "miedo" por el elevado número de inmigrantes llegados en los últimos años como que éstos vengan "con sus estereotipos".

De hecho, muchos de los inmigrantes con los que trabaja Awatef "creen que los españoles son racistas y piensan que no se les reconoce socialmente pese a cotizar. Además, tampoco tienen derecho a voto".

"Si hubieran podido participar estas últimas elecciones, el debate entre Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy hubiera sido muy diferente. Los dos habrían intentado atraer ese voto inmigrante, como ocurre ahora en EEUU con los hispanos", resalta.