Alfareros mexicanos cambian sus técnicas tradicionales para exportar a EE.UU.

Santa Fe de la Laguna (México).-  Un grupo de 2.500 artesanos del estado occidental mexicano de Michoacán ha cambiado su método tradicional de cocer las piezas de cerámica con óxido de plomo para poder exportar sus productos a Estados Unidos.

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El bruñido, como se conoce la técnica de hornear con óxido de plomo, da a la piezas de cerámica un brillo decorativo.

Sin embargo, para los humanos el plomo es un elemento químico de alta toxicidad, que afecta de forma grave al sistema nervioso y puede llegar a ocasionar la muerte, dijo hoy a Efe Lourdes Schnaas, jefa del departamento de Neurobiología y Desarrollo del Instituto Nacional de Perinatología.

Por ese motivo, desde los años 80 existen en EE.UU. normas que prohíben el uso de ese elemento en productos de uso humano.

Con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) en 1994, México homologó sus normas sanitarias con la nación vecina y prohibió la presencia de plomo en todas las artesanías que pueden ser utilizadas en la alimentación, como platos, vasos y cuencos.

Sin embargo, muchos artesanos no se adaptaron a la nueva normativa, ya que realizan sus ventas a pequeña escala, sin control sanitario y dentro del mercado nacional, explicó el director de la ONG Barro sin Plomo, Víctor Águilas.

Esta organización, fundada en 2003 y financiada por fundaciones estadounidenses, asesora a los artesanos en los dos países para que elaboren sus piezas sin plomo, pues los principales perjudicados por el uso de este elemento son quienes trabajan a diario con él.

Desde hace cinco años, explicó Aguilas, se trabaja con un esmalte alcalino hecho con boro, que no tiene efectos nocivos para la salud, en lugar de utilizar el horno para darle el brillo a las piezas.

El caso de Nicolás Fabián, de unos 40 años y dueño de un taller de artesanía en Santa Fe de la Laguna, en el que trabaja toda su familia, es una muestra de los beneficios que este cambio puede traer consigo.

Hace diez años Fabián fue el primer artesano de ese pueblo de 4.000 habitantes que decidió no aplicar la técnica tradicional del bruñido con plomo cuando supo los efectos que esto podía tener para sus hijos, que suelen ayudarle en el taller.

"Adaptarse fue difícil. En los cinco primeros años bajaron nuestras ventas" debido a que cometían fallos, al no dominar el material y las nuevas técnicas, manifestó Nicolás.

Su esposa, Rosario, añadió a las dificultades iniciales el rechazo que sufrían por parte de sus vecinos artesanos, que les acusaban de generar publicidad negativa a las mercancías que ellos fabricaban con la forma tradicional de bruñido.

Hoy, en su taller se exhiben piezas que concurren a concursos y se venden por precios superiores a 2.500 pesos mexicanos (unos 250 dólares).

Además, el artesano ha conseguido reducir los costos, ya que el esmalte que sustituye al plomo es más barato que el óxido tradicional y permite que los hornos ahorren hasta un 30% de leña.

"Los vecinos de Nicolás se mueren de envidia cuando les cuenta que vende en Estados Unidos", dijo el director de Barro sin Plomo.

Gilberto Morales, otro artesano de Santa Fe de la Laguna, destacó además que la intervención de la ONG en esa zona les ha librado de la presencia de los intermediarios que antes comercializaban sus productos y mermaban en gran parte los ingresos de los alfareros.

En México hay 50.000 talleres artesanos de cerámica que en total facturan anualmente 2.400 millones de pesos (240 millones de dólares), según datos de Barro sin Plomo.