Camerún vuelve a la calma, aunque paralizado por la falta de transporte

Yaundé.-  Una tensa calma se registraba hoy en las principales ciudades de Camerún tras los disturbios por causas políticas y laborales de los últimos días, que dejaron un saldo de una veintena de muertos, aunque el principal sistema de transporte público del país, los taxis, sigue paralizado.

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(EFE)

El presidente camerunés, Paul Biyá.

La policía y el ejército mantienen un fuerte dispositivo de seguridad en Yaundé, Duala y otros grandes centros urbanos, donde la población continúa atemorizada pese a las garantías dadas anoche por el presidente camerunés, Paul Biyá, de que su gobierno no permitirá la repetición de los actos de violencia.

En un mensaje emitido por radio y televisión, Biya anunció que su Gobierno utilizará "todos los recursos" a su alcance para contrarrestar los disturbios que se han registrado desde el fin de semana pasado y no permitirá que "nadie manipule a la población".

El discurso de Biya, que duró sólo cinco minutos, ha sido interpretado como "dictatorial" en algunos sectores, especialmente entre la juventud, mientras que otros lo han recibido como una "declaración de guerra" a quienes organizaron las manifestaciones que degeneraron en actos de vandalismo y enfrentamientos con la Policía.

Por su parte, el ministro de Comunicación camerunés, Jean Pierre Biyiti bi Essam, se reunió hoy con directivos de los medios de comunicación del país, a los que instó a "contribuir para que los ánimos se calmen" y a "no echar leña al fuego" desde sus páginas editoriales.

"Nuestro país se encuentra en una encrucijada y la paz está en peligro. La paz de Camerún no es negociable, hagamos un llamamiento al diálogo y la negociación para resolver las diferencias", dijo Bi Essam a los representantes de los medios de comunicación locales.

Bi Essam pidió asimismo paciencia a la población, señalando que "los tiempos son duros, la vida es cara, pero será más cara aun si se destruye lo que hemos construido durante tantos años".

Los disturbios comenzaron durante el pasado fin de semana a raíz de protestas contra la carestía de la vida y las intenciones de Biya, que llegó al poder en 1982, de cambiar la Constitución a fin de prolongar su mandato y poder ser reelegido en los comicios del 2011.

La situación de seguridad empeoró el lunes cuando los taxistas del país convocaron una huelga por un alza en el precio de la gasolina, que pasó de 584 a 600 francos CFA (un aumento de 0,04 dólares) y organizaron manifestaciones callejeras que fueron reprimidas duramente por la Policía.

Tras esos primeros enfrentamientos, que causaron cuatro muertos, los dirigentes sindicales aceptaron el martes por la noche desconvocar la protesta, después de que el Gobierno aceptara reducir el precio de la gasolina a 594 francos el litro.

La decisión de los líderes sindicales fue desoída, sin embargo, por los conductores de taxis, que optaron el miércoles por mantener la huelga y continuar las protestas callejeras.

Durante los violentos enfrentamientos que se registraron ese día entre los manifestantes y las fuerzas del orden, otras 14 personas perdieron la vida.

Los llamamientos a la reconciliación hechos por el Gobierno han sido acompañados, no obstante, por intensas patrullas de las fuerzas de seguridad, especialmente en la universidad de Yaundé, donde los estudiantes denunciaron que efectivos de la policía los apalearon y destruyeron sus residencias en el campus universitario.

Todas las universidades del país han suspendido hasta nuevo aviso los exámenes y las aulas permanecen desiertas.

Las calles de Yaundé muestran muy poca actividad, ya que los únicos que transitan son los vehículos privados, mientras que los taxis y autobuses continúan sin prestar servicios.

Los taxis y motos son el sistema de transporte público más usado de Camerún y muchos empleados no pueden concurrir a sus lugares de trabajo.