BERLÍN.- Todo el mundo ha escuchado u oído algo de Berlin en algún momento de su vida, aunque sólo sea a través de la famosa película 'La vida de los otros'. Pero por mucho que se haya hablado sobre esta ciudad no se es consciente de toda la historia que emana hasta que se vive en ella.
Si pudiese hablar, la Puerta de Brandeburgo tendría mucho que contar
En primer lugar, para llegar a entender un poco a los alemanes, hay que mirar en su pasado. Aunque ya ha transcurrido bastante tiempo desde la caída del muro y la reunificación de Alemania, ese hecho todavía sigue marcando la vida de los alemanes. La diferencia entre los 'ossis' —como se denomina a la gente del Este de Alemania— y los 'wessis' —como se denomina a los del oeste— sigue siendo patente aún hoy.
No sólo por la diferencia económica existente entre ambos lados —los sueldos de la parte oriental siguen siendo un 22% de media por debajo de los de la Alemania occidental—, sino también por el carácter y la forma de ver la vida. Parece que desde pequeños les hayan inculcado la idea de "haz y deja hacer". En parte puede que sea por todo lo que han vivido y toda la represión que tuvieron que aguantar en la DDR (República Democrática Alemana en sus siglas alemanas). No lo sé. El caso es que nadie juzga a nadie por lo que hace o por cómo va vestido. Puedes ir en pijama por la calle que nadie se va a parar a mirarte. Cada uno tiene la libertad de expresarse como quiera y fomentan todo tipo de espacios para que la gente pueda dar rienda suelta a su vena artística. Todo el mundo en Berlín es artista, de una manera u otra, ya sea a través de cuadros o por cómo decoran sus casas —algunas son auténticas obras de arte—.
Cuantos más berlineses del Este conozco y cuantas más historias de la etapa de la DDR escucho, más me reafirmo en mi idea de que los alemanes son como son por todo lo que han vivido. El otro día un amigo me contaba cómo él y su madre habían vivido durante un tiempo como refugiados políticos en contenedores prefabricados en un campo de refugiados cuando consiguieron pasar del Este al Oeste de Berlín. Según me contaba sus experiencias con las STASI (policía secreta de la DDR), no podía evitar acordarme de la película 'La vida de los otros', aunque la realidad siempre supera a la ficción, claro está.
Él era pequeño entonces, pero se acuerda perfectamente de que en la puerta de su casa siempre había un hombre de la STASI que les seguía allá donde fueran, al igual que los vecinos de encima de su casa, que siempre salían a la vez que ellos e iban a los mismos sitios. Según me explicó, uno de los motivos por los que decidieron irse fue porque sus padres, actores de teatro, no conseguían encontrar trabajo porque habían sido incluidos en la 'lista negra' del régimen. Cuando conoces historias como ésta no puedes evitar pensar en lo diferente que ha sido tu infancia, cuya máxima preocupación se basaba en cuándo podrías salir de casa para ir a jugar con tus amigos.
Por eso, si tenéis la suerte de pasear por las calles de Berlín y os fijáis, por ejemplo, en unas columnas majestuosas en un edificio de lo más normal, no olvidéis que Berlín ha sido más de lo que te puedas imaginar. Ha conocido todas las guerras y todas las derrotas. En un lugar así, las paredes hablan, sólo hay que pararse un momento y escucharlas.
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