Uno que no quería mandar

Cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando Fidel, recién llegado a La Habana, dijo aquello tan bonito: «No deseo el poder, nosotros únicamente deseamos asegurar la libertad del pueblo». Y luego dijo aquello otro: «No somos comunistas, el Movimiento del 26 de julio nunca habló de socialización ni de nacionalización de las industrias, es completamente estúpido temer semejante cosa por parte de nuestra revolución». Ay, qué días aquellos.

Enrique de la Osa (REUTERS)

Fidel se va. Pero su imagen permanece en las calles de La Habana.

Ahora imaginemos que Fidel hubiera cumplido una legislatura de cuatro años, y hubiera dimitido en 1963. Un periódico cualquiera podría haber titulado: «Dimite Fidel Castro». Otras noticias de la época: «Asesinado el presidente Kennedy», «Unos tipos de Liverpool llamados Beatles sacan su primer disco», «Estreno de una película de espionaje inspirada en las novelas de James Bond».

Cuatro años habrían sido pocos. Pongamos ocho, dos legislaturas, lo normal en muchos países. «Dimite Fidel Castro». Otras noticias: «Muerte del Che Guevara», «Boda de Elvis Presley», «Primer disco de Pink Floyd», «Los Beatles sacan un disco sobre un tal Sargento Pepper».

Bah, forcemos. Fidel Castro lo hace tan bien que los cubanos le votan durante tres legislaturas seguidas. Llega 1971 y dimite. Otras noticias: «Franco nombra sucesor al príncipe Juan Carlos», «Una clínica holandesa realiza el primer aborto legal», «El casino de Montreux arde durante un concierto de Frank Zappa; el incendio inspira una canción de Deep Purple titulada Smoke in the water».

Pues no, cuatro legislaturas. Fidel bate el récord de Franklin Delano Roosevelt y se retira, después de 16 años al frente de Cuba. Ese mismo año, en noviembre, muere el dictador fascista Francisco Franco. Mientras «miles de españoles rinden tributo al caudillo», Queen saca «Bohemian Rapsody».

Quien dice cuatro, dice cinco. Cinco legislaturas, señores. Dos décadas. Y Fidel Castro se retira al fin, como campeón mundial de los pesados. Es 1979. Más noticias del momento: «El sha se larga de Persia, el ayatolá Jomeini toma el poder», «Margaret Thatcher, elegida primera ministra del Reino Unido», «El presidente Carter envía armas al grupo de Osama bin Laden para apoyar la resistencia antisoviética en Afganistán». Y la más importante, del 25 de abril: «Homer y Marge Simpson, de Springfield, anuncian el nacimiento de Bart, su primer hijo».

Bueno, una vez se rompen los límites, todo es posible. Cuanto más bloquean los Estados Unidos y más putea Ronald Reagan, menos se va Fidel Castro. Ya son 24 años, y esta vez sí abandona el poder. Su retirada coincide con la retirada del tenista Bjorn Borg, y con la aparición de «Thriller», un nuevo disco de Michael Jackson. El gobierno socialista de Felipe González anuncia la reconversión industrial.

Vale, pues 1987. Siete legislaturas deberían bastar y sobrar, ¿no? Esta vez sí, Fidel Castro se jubila. Casi al mismo tiempo, el 19 de abril, debutan en televisión el joven Bart Simpson y su familia. El Nápoles gana la Liga italiana, gracias a su estrella Diego Armando Maradona. En España, el título es para el Real Madrid de la Quinta del Buitre.

Mejor lo dejamos, porque esto no se acaba nunca y ya se hacen una idea. En 1987, cuando Maradona y Butragueño, aún le quedaban dos décadas al amigo. Perdonen el latazo, pero es que yo mismo quería comprobar lo que da de sí medio siglo. Joer, 49 años mandando. ¿De verdad que te vas, Fidel? ¿Cómo, tan pronto? Claro, si ya dijiste en su momento que el poder no te interesaba.