Crece el poder de los carteles mexicanos, amparado en el auge del tráfico de armas

México.-  El crimen organizado aumentó su poder de fuego en México, amparado en el auge del tráfico de armas en la frontera con Estados Unidos y también en el sur del país, dijeron hoy a Efe varios analistas.

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(EFE)

El crimen organizado ha aumentado su poder de fuego en México amparado en el descontrol que existe en el tráfico de armas por la frontera con Estados Unidos y también en el sur del país.

Las armas halladas en las últimas semanas en poder de los narcotraficantes, que incluyen lanzacohetes, ametralladoras antiaéreas y cohetes antitanque, son de tal magnitud que algunos analistas consideran que la estructura de los carteles solo puede ser doblegada por el Ejército.

El fenómeno del tráfico de armas no es nuevo, pero se ha agudizado en los últimos tiempos, explicó a Efe Erubiel Tirado, coordinador del diplomado de Seguridad Nacional de la Universidad Iberoamericana (UIA).

Recordó que ya en los años 80 millones de armas usadas por la guerrilla centroamericana no fueron destruidas y alimentaron el mercado negro regional de armamento.

En la segunda mitad de los años noventa, el problema aumentó y hoy sigue latente en un mercado cada vez más diversificado y estrechamente ligado con el tráfico de drogas.

Para el periodista Humberto Padget, de la revista Emeequis en México, las armas de los narcotraficantes son ya "muy similares" a las usadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

A los tradicionales AK-47 y fusiles R-15 hay que sumar explosivos, granadas, subametralladoras utilizadas por la guerrilla afgana o en Irak, así como las ametralladoras Barreck calibre 50, que pueden tumbar un helicóptero.

Padget aseguró que el 90 por ciento de las importaciones proceden de EE.UU., lo que sitúa a México "en el peor de los mundos posibles", con una frontera compartida de unos 3.200 kilómetros por la que cruzan armas al país.

Padget reconoció que pese a los paralelismos también hay "diferencias notables" en la capacidad de fuego y el adiestramiento que reciben los pistoleros mexicanos y los guerrilleros iraquíes o afganos.

Desde que llegó al poder el presidente mexicano, Felipe Calderón, el 1 de diciembre pasado, su prioridad ha sido acabar con el crimen organizado en las zonas más disputadas del país.

"Nuestra estrategia es una sola: Articular todas las capacidades con las que disponen las instituciones del Estado (...) para reducir al crimen organizado a su expresión mínima", declaró este mes el secretario de Gobernación (Interior), Juan Camilo Mouriño.

El mensaje que ofreció el ministro el pasado 4 de febrero tuvo un tono triunfalista, pues señaló que en 14 meses se había logrado debilitar al crimen organizado.

"En plazas donde su presencia fue significativa, ha dejado de serlo y hoy ya no están bajo su control. Hemos interceptado grandes cantidades de droga, dinero y armas", aseguró.

Para el general José Francisco Gallardo, condenado en 1993 a 28 años de prisión por delitos contra el honor militar por la justicia castrense e indultado más tarde, los anuncios de decomisos espectaculares forman parte de "una batalla de carácter mediático para justificar la actuación del Ejército".

Gallardo dijo a Efe que de esa forma se quiere justificar que la lucha contra el crimen organizado "está dando resultados", sin afectar otros aspectos como el del control de los "flujos financieros", que siguen "intocados".

El militar apartado del servicio demandó una mayor colaboración contra el contrabando de armas por parte de EE.UU., con el que en enero México comenzó a aplicar el Proyecto Gunrunner para compartir información sobre el rastreo de armas.

Agentes mexicanos pueden así pedir a la embajada y los consulados estadounidenses que rastreen de dónde vienen las armas incautadas en este país para tratar de sancionar a quienes las vendan.