La OEA y Caricom condenan la matanza de once personas en Guayana

Georgetown.-  La Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comunidad del Caribe (Caricom) condenaron hoy, por separado, la matanza ocurrida en Guayana la semana pasada en la que fueron asesinadas once personas, incluyendo mujeres y niños.

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(EFE)

La Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comunidad del Caribe (Caricom) condenaron hoy, por separado, la matanza ocurrida en Guayana la semana pasada en la que fueron asesinadas once personas, incluyendo mujeres y niños.

"La OEA siempre ha condenado la violencia y esta atrocidad es deplorable porque el objetivo fueron personas inocentes y niños", dijo en un comunicado Albert Ramdin, el secretario general adjunto de la OEA.

Ramdin pidió que los habitantes de Guayana colaboren con las autoridades para esclarecer el crimen y llevar a los culpables ante la justicia tan pronto como sea posible.

Advirtió que "sería aún más trágico si la situación degenerara en más violencia, en un momento en que Guayana está trabajando para consolidar su democracia y construir una comunidad pacífica para todos sus residentes".

El pasado 26 de enero un grupo de pistoleros mató a once personas e hirió a otras tres en un asalto ocurrido al amanecer y la policía informó que el hecho se produjo de manera indiscriminada en cinco casas del pueblo Lusignan, a 14 kilómetros al este de Georgetown.

Los pistoleros golpearon las puertas y dispararon a las personas que se encontraban durmiendo.

Las víctimas, de edades que varían desde los 4 a los 57 años, incluyen a cuatro hombres, dos mujeres, tres muchachos y dos niñas.

En otro episodio, el pasado miércoles, se produjo un enfrentamiento cerca de Buxton, a unos 19 kilómetros al oeste de Georgetown, y las fuerzas policiales mataron a dos supuestos pandilleros y recuperaron un rifle de asalto AK-47 y más de 300 balas.

Según la policía, en el enfrentamiento murió Troy St. John, considerado como el "subjefe" de la pandilla de 20 miembros que supuestamente participó en la masacre.

Entretanto, el secretario general de Caricom, Edwin Carrington, envió una nota al presidente guayanés, Bharrat Jagdeo, diciendo que se sentía "impactado y horrorizado por los brutales asesinatos".

Carrington dijo que él y su personal en las oficinas de Caricom en Guayana "condenamos enérgicamente este aterrador crimen que demuestra un inmenso desprecio por la vida humana y que tiene consecuencias en esta comunidad y aún más allá".

El funcionario pidió que la policía y el Ejército de Guayana persigan y atrapen a los culpables.

"El Secretario General y su personal urgen a las fuerzas de seguridad a moverse con premura para traer a la justicia a los responsables de este acto atroz y traumático. Manifestamos nuestra esperanza de que pronto regrese la calma a las comunidades traumatizadas y a todo el país", dijo Carrington al líder guayanés.

Por otro lado, la policía confirmó que el jefe de la pandilla, Rondell Rawlins, llamó a dos destacamentos policiales en Georgetown y amenazó con causar más problemas si su novia, que está embarazada, no aparecía.

Tras las llamadas, un soldado pereció en una emboscada cerca de Buxton el 23 de enero y dos días después pistoleros no identificados abrieron fuego contra otro destacamento policial, hiriendo a dos uniformados. Al día siguiente, antes del amanecer, se produjo la masacre.

La matanza de las once personas podría llevar a Guayana a un conflicto racial entre los descendientes de los sirvientes que alguna vez llegaron de la India y que ahora respaldan al Presidente Jagdeo y los descendientes de los esclavos africanos, que respaldan al Congreso Nacional de Reforma popular, el partido opositor.

Se cree que los pandilleros eran de raza negra y que operaban en el vecindario donde habitan afroamericanos, en Buxton.

Las víctimas eran de origen indio.

Tanto el Presidente Jagdeo como el dirigente opositor Robert Corbin pidieron a la población mantenerse en calma para no permitir que el trágico incidente se transformara en un conflicto racial.