El espía, los robots y la guerra de Irak

MADRID.-  En iRobot, líder mundial en fabricación de robots y padre del traga-pelusas mecánico Roomba están mosqueados. Un pequeño fabricante le arrebató un contrato millonario con el ejército de los Estados Unidos. La bronca ha sido monumental, y no han faltado acusaciones cruzadas, discos duros borrados, pruebas eliminadas e investigadores privados en el ajo. Una historia con tintes muy cinematográficos.

ampliar foto

Negotiator (Robotic FX) a la izquierda, y PackBot (iRobot) a la derecha

'El mundo está cambiando: lo siento en el agua, lo siento en la tierra, lo huelo en el aire'. Con estas palabras pronunciadas por Galadriel (aunque dichas por Bárbol en la obra de Tolkien) comienza la trilogía de películas de "El Señor de los Anillos". Nuestro mundo también cambia, y cada vez queda menos espacio para gente antigua. Nosotros, simples mortales, asistimos como espectadores a las primeras batallas entre los nuevos señores de los anillos: los fabricantes de robots. Nosotros queremos ser testigos de estos cambios.

El origen de la disputa

En el ejército americano necesitan robots ligeros que les ayuden en la desactivación de dispositivos explosivos improvisados (IEDs), causantes de casi la mitad de las bajas de la coalición en el conflicto de Irak. Los empleados actualmente son demasiado pesados como para que los soldados en misiones de reconocimiento los puedan llevar en la mochila. Para conseguir las 3000 unidades que van a necesitar en los próximos 5 años se organizó un concurso. Entre los requisitos: que el robot no superase los 22,6 kilos de peso, que fuera capaz de moverse sobre arena, grava y charcos, y que portase un brazo articulado capaz de manipular objetos y posicionar cámaras de observación. El proyecto se llamaría xBot.

Al concurso acudió por un lado iRobot (el favorito), con una versión reducida de su PackBot y otro nuevo equipo de 14 kilos llamado SUGV (Small Unmanned Ground Vehivle). Como contrincante se presentó Robotic FX, una pequeña empresa de Illinois que acudió con su Negotiator. El concurso constó de dos fases. Una técnica, celebrada en agosto de 2007, que ambas compañías superaron, y otra de 'subasta inversa', en septiembre, que adjudicaría el contrato a la empresa que ofreciera el precio más bajo. El gato se lo llevó al agua Robotic FX, ofreciendo los robots por 280 millones de dólares. Una empresa de tan sólo 8 empleados derrotó a Goliat, y el revés supuso para iRobot (con 375 empleados y unos ingresos en torno a los 200 millones de dólares anuales) un batacazo que hizo que sus acciones se desplomaran un 30% en bolsa.

La protesta no se hizo esperar. iRobot se quejó de que las condiciones del concurso habían sido extrañas, de que todo había sido demasiado rápido y de que el robot ganador era una copia barata del suyo. El ejército se defendió alegando que la rapidez se debía a que necesitaban los robots con urgencia. Pero la bronca venía de antes.

ampliar foto

Las acciones de iRobot se desploman en septiembre de 2007

Un empleado traidor

En el año 2000, Jameel Ahed era un ingeniero recién titulado por la Universidad de Illinois que comenzaba a trabajar en iRobot. Allí sólo permaneció 2 años, dejando la compañía para volver a su tierruca y fundar su propia empresa: Robotic FX. A comienzos de 2007, en iRobot ya conocía el Negotiator de Ahed, y les resultaba tremendamente familiar. Se compraron uno, lo desmontaron, lo miraron bien mirado y descubrieron que alguien había sido muy malo. Les habían copiado. En agosto demandaron a Robotic FX por violación de sus patentes 6.263.989 y 6.431.296, las cuales describen un robot parecido a un tanque en miniatura, con dos orugas auxiliares en la parte delantera para superar obstáculos y subir escaleras. ¿Alguien más cree que los robots se parecen?

También demandaron a Jameel Ahed por robar sus secretos y usarlos sin consentimiento. Además contrataron a detectives privados para seguir al sospechoso. Curiosamente, al día siguiente de producirse las dos demandas, los investigadores pillaron a Ahed haciendo cosas raras y le hicieron un pequeño reportaje gráfico (aquí están las fotos). El hombre había estado cargando su coche con objetos que luego arrojó a la basura. Los investigadores, al recuperarlos, comprobaron que todos ellos estaban estrechamente relacionados con su pasado en iRobot.

Ahed se defendió diciendo que se trataba de recuerdos que ya no le interesaba conservar. También reconoció haber borrado algún disco duro, y triturado unos 100 CDs, pero aseguró que se trataba de información financiera relacionada con su empresa, y diseños que no quería que le robasen. (Qué mal huele todo esto, ¿no? Y no por haber salido de la basura...)

El conflicto se resuelve

Finalmente, las aguas han vuelto a su cauce. iRobot confirmaba en esta nota de prensa que la disputa ha quedado resuelta. El desenlace estaba cantado. Ahed había hecho una copia barata de PackBot utilizando información confidencial de la empresa en la que había trabajado. El resultado: Robotic FX se ha disuelto, iRobot gana el derecho a quedarse con parte de los activos de la compañía (para recuperarse de los casi 3 millones de dólares que se ha gastado en el litigio), y Ahed se ha ganado una prohibición judicial para realizar actividades relacionadas con la industria robótica durante los próximos 5 años. Actualmente la web de Robotic FX ya está redireccionada a la de iRobot. Goliat se comió a David.

Además, iRobot se ha quedado con el proyecto xBot por 286 millones de dólares: su última oferta durante la subasta del pasado septiembre.

Moraleja: Jameel Ahed se pasó de listo, y hasta el ejército de los Estados Unidos compra en rebajas. Inquietante.