Por favor, por favor. ¿Pero dónde irá España con esto? La letra de un himno nacional debe rezumar sangre, matanzas, rencores históricos, odio al vecino y chulería por un tubo. La gracia de los grandes himnos es justamente esa: que si se escribieran hoy, no pasarían censura en ninguna radio. Ni rap, ni hostias. Las canciones duras, duras, han sido siempre los himnos. Y ahora resulta que España tendrá que ir por ahí tarareando los 'verdes valles', el 'inmenso mar', la libertad, la justicia y la democracia. Con esto no hay selección que gane nada.Veamos unos cuantos ejemplos:
Francia, sin ir más lejos. El país de la fraternidad, los quesos y Zidane tiene en el himno el siguiente estribillo (la traducción, pelín chapucera, es mía):
«A las armas, ciudadanos,
formad vuestros batallones.
Marchemos, marchemos.
Que la sangre impura
riegue nuestros campos».
O aquí mismo, 'Els segadors', el himno catalán:
«Que tiemble el enemigo
a la vista de nuestra bandera
¡Buen golpe de hoz!»
Un pasaje del himno mexicano:
«¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡Guerra, guerra! Los patrios pendones
en las olas de sangre empapad».
Por la misma línea va el himno argentino:
«El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor.
El clarín de la guerra cual trueno
en los campos del sur resonó.
Buenos Aires se pone al frente
de los pueblos de la ínclita unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo león».
En cuestión de tremendismo gore, el himno colombiano tiene pocos rivales:
«Del Orinoco el cauce se colma de despojos,
de sangre y llanto un río se mira allí correr.
En Bárbula no saben las almas ni los ojos,
si admiración o espanto sentir o padecer».
El himno de Perú es un poco más sutil en su mosqueo con España:
«Excitemos los celos de España
pues presiente con mengua y furor
que en concurso de grandes naciones
nuestra patria entrará en parangón.
En la lista que de éstas se forme
llenaremos primero el reglón
que el tirano ambicioso Iberino
que la América toda asoló».
Italia, país poco belicoso donde los haya, no se corta un pelo:
«Son juncos que pliegan
las espadas vendidas:
ya el águila de Austria
ha perdido las plumas.
La sangre de Italia,
la sangre polaca,
bebió con el cosaco
y le ardió el corazón.
Apretémonos en cohortes,
estemos preparados para la muerte,
Italia llama».
Alemania, como ha hecho trastadas muy, muy gordas, no puede permitirse un himno de casquería e higadillos. Opta, por tanto, por la línea 'vino y mujeres':
«Mujeres alemanas, lealtad alemana,
vino alemán y canciones alemanas.
Seguirán altamente estimados
en todo el mundo
y nos inspirarán hazañas nobles
toda la vida.
Alemania sobre todo el mundo».
Y España, mientras, con su 'cielo azul'. Por favor, por favor.
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Anatoli es extranjero y célibe. Está dotado de una poderosa ignorancia, lo que le convierte en un polemista temible. Le gustan el fútbol, los membrillos y los sucesos truculentos. Nunca ha escrito un blog. Parece improbable que le permitan intentarlo de nuevo.
Anatoli, lo has "bordao", deberías escribir tú la letra, te lo agradeceríamos unos cuantos españolitos que cogemos el metro.
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
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