Hoy terminan seis años de secuestro para Consuelo González de Perdomo y Clara Rojas. El reencuentro con su hijo Emmanuel, nacido de su relación con un guerrillero, es cuestión de horas. Íngrid Betancourt, que fue capturada por las FARC junto a Rojas, sigue en poder de la guerrilla. Chávez, tras una complicada liberación, salva la cara.
Clara Rojas, en el momento de hacerse efectiva su liberación.
Las dos mujeres están en buenas condiciones, según ha declarado Chávez. "Audiblemente emocionado, nuestro ministro del Interior me dijo: 'En estos momentos estamos recibiendo a Consuelo y a Clara'. En tres horas llegarán a Venezuela, donde les esperan sus familiares.
González de Perdomo y Rojas son las primeras personas liberadas del grupo de más de 40 secuestrados 'políticos' que las FARC pretenden canjear por alrededor de medio millar de guerrilleros presos.
A este grupo también pertenece la ex candidata a la presidencia de Colombia Íngrid Betancourt. La negociación humanitaria del presidente venezolano y el grupo guerrillero gira en torno a intercambios como éste y podría facilitar una hipotética liberación de Betancourt.
El embajador de Colombia en Venezuela, Luis Fernando Marín, ha hecho una primera declaración de intenciones institucional, afirmando que la liberación abre una "puerta importante" a futuras y eventuales liberaciones de secuestrados. Pero todavía quedan alrededor de 700 secuestrados más.
Al conocer la noticia de la liberación de Clara y Consuelo, el presidente francés Nicolas Sarkozy ha asegurado que redoblará los esfuerzos para lograr que la guerrilla la entregue. Simpatizantes de Betancourt han vuelto a pedir hoy su liberación en París.
Los familiares de las mujeres han anunciado que el reencuentro tendrá lugar en el aeropuerto de Caracas, aunque las dos rehenes aterrizarán en principio en la localidad venezolana de Santo Domingo. "Tengo ganas de llorar, tengo ganas de reir", declaró Patricia Perdomo, hija de Consuelo. "Que vengan rápido", añadió.
Mientras que a Clara Rojas le espera el reencuentro con su hermano Iván y su madre Clara, Consuelo conocerá a una nieta, pero no volverá a ver a su marido el también congresista, Jairo Perdomo, falleció de un infarto durante su cautiverio.
"Tómenles las fotos desde lejos y déjenlos. Yo salí una vez de la cárcel y lo primero que uno busca es la paz del hogar, la madre, los hijos. Todos debemos entender esto y darle a ellos su tiempo", ha pedido Hugo Chávez a la prensa.
Las FARC prometieron liberar a tres de sus rehenes: Clara Rojas, su hijo Emmanuel y la ex congresista Consuelo González de Perdomo. Cuando todo parecía estar listo, la misión, auspiciada por el presidente venezolano Hugo Chávez y la senadora Piedad Córdoba, fue abortada. Según la guerrilla, faltaban garantías porque el gobierno colombiano había mantenido los operativos militares en el área.
Un helicóptero venezolano con el emblema de la Cruz Roja parte de San José del Guaviare.
Los enviados internacionales, que habían viajado a la zona para presenciar la liberación, se volvieron con el rabo entre las piernas. El fracaso fue un jarro de agua fría para los familiares y un descrédito para la labor mediadora de Chávez y para la fiabilidad de las FARC.
Poco después, salió a la luz la noticia de que Emmanuel llevaba años en Bogotá, a cargo de los servicios sociales. La historia del niño comenzó a parecerse a la de un culebrón, pero las pruebas de ADN que se le realizaron disiparon todas las dudas: Juan José David Gómez Tapiero, como se le había llamado, es el hijo de Clara.
Pero Chávez ha podido apuntarse el tanto por fin y superar la vorágine de confirmaciones y vueltas atrás, vivida en los últimos días que estaba poniendo en tela de juicio su credibilidad. Más vale tarde que nunca.
"Ella y yo firmamos un pacto moral: hundirnos juntas o nada". Así hablaba Ingrid Betancourt de Clara Rojas, su compañera y asesora electoral, en 'La rabia en el corazón', libro autobiográfico sobre su lucha política en Colombia publicado en 2001, cuando todavía vivía en libertad.
Clara Rojas, secuestrada hace casi seis años.
Cuando su hermano Iván conoció la noticia no terminaba de creérselo. "Sentimos alegría y tristeza al mismo tiempo, muchas emociones que no se pueden explicar", confesó desde Bogotá en conversación telefónica. "Para mi madre todo el tiempo que hemos pasado sin ella ha sido muy duro y ahora mismo estamos muy preocupados por su salud", añadió.
El 23 de febrero de 2002 ambas mujeres fueron secuestradas por las FARC cuando se dirigían a un mitin en San Vicente del Caguán. El objetivo principal era Betancourt, entonces candidata a la presidencia de Colombia, pero Clara Rojas se negó a dejar sola a su compañera. Desde entonces han pasado cinco años.
Clara e Íngrid forman parte de lo que se conoce como "secuestrados políticos". La mediación del presidente venezolano, Hugo Chávez, y de la senadora Piedad Córdoba (en su día apartados de la negociación humanitaria por el presidente colombiano, Álvaro Uribe) ha sido clave a la hora de llegar a un acuerdo con los guerrilleros. ¿Está la libertad de Betancourt más cerca ahora?
El pasado año, el periodista colombiano Jorge Enrique Botero reveló que Rojas había dado a luz durante su cautivero a un niño, fruto de una relación sentimental con un guerrillero sin rango. En su libro, titulado 'Últimas noticias de guerra', contó que el niño tendría una edad de tres años aproximadamente.
El mes de mayo, el subintendente John Frank Pinchao, que compartía cautiverio con Betancourt y Rojas, escapó y confirmó la existencia del pequeño, llamado Emmanuel. Las FARC lo criaban lejos de su madre, a la que sólo dejaban verlo unas horas al día.
El niño, nacido en cautiverio, ha protagonizado sin saberlo toda una campaña por su liberación, convirtiéndose en una especie de símbolo para los familiares de secuestrados. La encarnación de una tragedia. El presidente colombiano, Álvaro Uribe, lo comparó con los hijos de las mujeres esclavas.
Durante cinco años, la familia de Clara Rojas sólo ha recibido una prueba de supervivencia de Clara. Hace cuatro años apareció en un vídeo junto a Ingrid Betancourt. No hablaba. A principios del mes de diciembre, se hizo público un vídeo requisado a unos guerrilleros en el que Íngrid Betancourt aparecía cabizbaja, con la mirada gacha, delgada y silenciosa en medio de la selva. Callada, gritaba al mundo.
"Aquí vivimos muertos", decía la ex candidata en una estremecedora carta a su madre que también se publicó. «No tengo ganas de nada. Creo que eso es lo único que está bien, no tengo ganas de nada porque aquí en esta selva la única respuesta a todo es 'no'».
Clara González de Rojas, madre de Clara Rojas y Patricia Perdomo, hija de Consuelo González de Perdomo.
Los cautiverios de ambas mujeres han transcurrido aparentemente de forma muy diferente. Mientras que las palabras de Betancourt son las de una mujer desesperada y consumida por la espera y la falta de libertad, de Clara apenas se ha sabido nada en todos estos años.
La ex candidata revelaba en la misiva dirigida a su madre que hacía tiempo que no sabía nada de su amiga Clara y el pequeño Emmanuel. La noticia de que había tenido un hijo durante su secuestro conmovió a Colombia. Muchos creyeron que fue producto de una violación. Otros lo vieron como el Síndrome de Estocolmo llevado al paroxismo.
Quizás hoy estemos más cerca que nunca de averiguar cómo han sido sus vida en la selva, en cautividad.
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