Las cosas de la fe

Yo, la verdad, soy muy de tradiciones. Nunca me olvido por Navidad de colgar el murciélago en el árbol, como se hace en mi país. Y si tuviera familia, celebraría las fiestas peleándome con los parientes, faltaría más. La modernidad y los inventos me van poco. A mí, lo de toda la vida. Por eso no acabo de fiarme de las religiones nuevas. A un obispo católico, no sé, no hay que pedirle el carné, se le nota el pedigrí, la profesionalidad. Otros, en cambio, te dejan con la duda, ¿no?

EFE

Kaká y el presidente Lula.

En Brasil tienen la Iglesia Apostólica Renacer en Cristo, por poner un ejemplo. No son moco de pavo, los Renacer: 1.200 templos, millones de creyentes, radios, televisiones… Una cosa potente. El apóstol fundador, o sea, el jefe, se llama Estevam Hernandes, y trabajaba en el marketing de Xerox hasta que, según parece, Dios le dijo «haz esto y lo otro», y a correr. El señor Hernandes, que defiende la familia, tiene de obispa a su señora esposa, y así todo queda en casa.

Ojo, que yo no digo ningún mal del señor Hernandes. Si el futbolista Kaká, que es más joven, más guapo y más listo que un servidor, les pasa seis millones de euros por temporada, serán una gente majísima y decente, los señores Hernandes. El caso es que en Brasil quieren echarles el guante por un asunto de impuestos, nada, que deben unos 50 millones, y que un juez quiere preguntarles que de dónde han salido el helicóptero, y los cien caballos en la cuadra, y las fincas, y, digamos, el ajuar doméstico en general. Los Hernandes ahora tienen que predicar por televisión, desde Miami, porque a ver quién vuelve a Sao Paulo. Y no es que en Miami les dejen del todo tranquilos, porque les han tenido en chirona cinco meses por un temilla de tráfico de divisas.

A mí me parece más serio lo católico, que tiene su Concordato y cobra del Estado, como la Guardia Civil. Y que tiene un lado como de sindicalismo duro, del de antes. Qué bonito es verles de mani, reivindicando lo suyo. Yo, del Gobierno, les arreglaba ya el convenio. ¿Qué pasa, que las cosas de la fe cuestan menos aquí que en Brasil?