Cosas absurdas (o no)

MADRID.-  La primera vez que vi esta imagen, hace un par de días, pensé... WTF? (al parecer si tienes un blog tecnológico está bien utilizar de vez en cuando esta expresión, aunque yo creo que me voy a quedar con ¿PQC?, que se entiende mejor aquí).

Eso es un purificador de aire. Alguna mente demasiado naíf, como la mía, podría pensar que se trata de un simple tiesto con una tapadera. Pero no, no, qué va. Es un parato para limpiar el aire de porquería... ¡y se mueve! Se desplaza por tu hogar en busca de sustancias nocivas en suspensión, se las traga, y lo deja tólimpio.

El purificador de aire Bel-Air.

Como ya lo he visto unas cuantas veces estos días, me ha picado la curiosidad, y me he puesto a investigar. Se trata de una creación fruto de la colaboración entre el diseñador francés Mathieu Lehanneur y el dr. David Edwards de la Universidad de Harvard (un investigador con inquietudes artísticas). Y todo esto tiene una base científica. Al parecer muchos de los materiales que se encuentran en el interior de nuestras viviendas, emiten sustancias como benceno, formaldehído y tricloroetileno, todas ellas cancerígenas. Inquietante, ¿no?

En la NASA, allá por los años 80, se dieron cuenta de que las plantas son muy buenas en eso de eliminar toda esa porquería del ambiente. Pusieron en marcha un programa para ver cómo las plantas podían mejorar las condiciones ambientales de los astronautas en el espacio. Los pobres, metidos tanto tiempo en esas naves con tanto plasticazo... lo que no se tragarán. Yo aún no he visto un poto en un transbordador espacial. Pero que las plantas son buenas para nuestros pulmones parece algo comprobado.

De hecho, investigando un poco más, he encontrado que éste es un tema estudiadísimo. Existe una planta adecuada para cada tipo de contaminante, e incluso para cada habitación de la casa. Lo que Lehanneur y Edwards han hecho es, simplemente, meter la planta en un tiesto cuco y ponerle ruedas. Y al final lo he comprendido todo. ¡Se trata de una obra de arte! Y esto es precisamente lo que me ha decidido a escribir este post. La creación se encuentra expuesta hasta el día 14 de enero en Le Laboratoire de París, un nuevo centro que pretende fomentar la interacción entre diseñadores, artistas y científicos. Algo que me parece muy buena idea. Y a partir del próximo febrero se exhibirá nada menos que en el neoyorquino MoMA en el marco de la exposición «Design and the Elastic Mind».

A lo que voy es a la importancia que tiene el factor artístico, el diseño, a la hora de valorar un gadget. ¿Se oye mejor la música en un iPod que en otro reproductor? Posiblemente no. ¿Es más chulo? ¿Se usa más fácil? ¿Da gustito tocarlo? Puede que sí. Puede que eso marque la diferencia, y aquí hablaremos mucho sobre ello. ¿Qué opináis vosotros?