El debate de las infraestructuras marca el año que dejaron la política Maragall y Piqué

Barcelona.-  El debate por el mal estado de las infraestructuras ha marcado la política catalana del año que acaba, en el que dejaron la política activa dos auténticos "pesos pesados", el ex presidente catalán Pasqual Maragall -que rompió el carné del PSC-, y el ex ministro Josep Piqué (PP), hoy presidente de Vueling.

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(EFE)

El debate por el mal estado de las infraestructuras ha marcado la política catalana del año que acaba, en el que dejaron la política activa dos auténticos "pesos pesados", el ex presidente catalán Pasqual Maragall -que rompió el carné del PSC-, y el ex ministro Josep Piqué (PP), hoy presidente de Vueling.

2007 ha sido también el año de la consolidación del gobierno catalán de Entesa (PSC, ERC e ICV-EUiA), y en el que las municipales de mayo certificaron una bajada en la participación electoral (53%) y la extensión del poder del PSC -gobierna las cuatro capitales de provincia y tres diputaciones-, pese a lo cual ha abierto un debate interno sobre su renovación por la pérdida de votantes.

El apagón del verano en Barcelona, el colapso de las autopistas y, sobre todo, el deficiente funcionamiento del servicio de Cercanías de Barcelona, con múltiples retrasos e incluso el corte de líneas, ha puesto en evidencia la falta histórica de inversiones en infraestructuras del Estado en Cataluña, tal como han denunciado los partidos.

Esto llevó a una creciente protesta de tono nacionalista, como se demostró en la multitudinaria manifestación del 1 de diciembre convocada por la plataforma por el Derecho a Decidir, protagonizada por los soberanistas, dejando en segundo plano a las tradicionales organizaciones sociales (los sindicatos no la secundaron).

El 'soberanismo sociológico' tuvo uno de sus puntos álgidos con las quemas de fotos de los Reyes, después de que la Audiencia Nacional secuestrase la revista "El Jueves" por una caricatura de los Príncipes de Asturias en su portada, que acabó en una multa de 3.000 euros por un delito de injurias al sucesor de la Corona.

En vísperas del 12 de octubre, dos jóvenes independentistas quemaron en Girona unos retratos de los Reyes que encendió una polémica política sobre los límites de la libertad de expresión, y que provocó manifestaciones de solidaridad después de que la Audiencia Nacional persiguiese los hechos.

La apuesta por el "derecho a decidir" fue también el lema utilizado por el líder de CiU, Artur Mas, en una concurrida conferencia que pronunció el 20-N, en su propuesta de refundar el catalanismo, que tiene puntos de conexión con la vía vasca.

En un estilo muy diferente, que el PSC califica de "catalanismo federalista", el presidente de la Generalitat y líder de los socialistas catalanes, José Montilla, advirtió en una conferencia en Madrid del creciente desapego de los catalanes hacia el proyecto de España a raíz de la crisis en las infraestructuras.

El año 2007 ha sido convulso para CiU, que atravesó dos de sus crisis más agudas y que llevaron a la federación a un paso de la ruptura: antes de agosto, desde CDC se cuestionó la apuesta de Josep Antoni Duran Lleida por entrar en un futuro Gobierno español, mientras que los socialcristianos temieron que el proyecto de refundación catalanista de Mas condujese a CiU a perder la centralidad.

Al final, la proximidad de las generales y el empeño personal de Mas y Duran han permitido superar por ahora las querellas internas.

El año en curso ha visto también la marcha de dos pesos pesados de la política catalana, Pasqual Maragall y Josep Piqué.

Maragall dimitió como presidente del PSC tras quedar descabalgado por José Montilla como cartel electoral en las autonómicas, lo que le impidió proseguir en el cargo de presidente de la Generalitat.

En un emotivo acto en el hospital de Sant Pau, Maragall anunció meses más tarde de darse de baja del PSC que padece un principio de la enfermedad de Alzheimer: "Hicimos los Juegos Olímpicos, hicimos aprobar y refrendar el Estatut, y ahora iremos a por el Alzheimer".

Por su parte, Josep Piqué anunció el 19 de julio pasado que abandonaba la presidencia del PP catalán tras considerar insostenibles sus diferencias con la dirección nacional del PP, especialmente con Eduardo Zaplana y Ángel Acebes, en lo que calificó por carta a Mariano Rajoy de "mezquindades y miserias".

El fin del giro catalanista del PPC fue certificado por Rajoy, que ungió a Daniel Sirera como nuevo líder del PP en Cataluña.