BARCELONA.- Acabo de probar el Polo Bluemotion de Volkswagen. Parece un Polo cualquiera, pero resulta que es el coche que menos combustible gasta y que menos CO2 emite por kilómetro, del mercado español.
VW apuestan por la ecología con Bluemotion
La conocida marca ha homologado un consumo de 3,8 litros cada 100 kilómetros (consumo que yo he logrado sin demasiados problemas saltándome incluso en ciertos lugares la prohibición de circular a más de 80 km/h que regirá, a partir del 1 de enero, en toda la periferia de Barcelona) y unas emisiones de sólo 99 gramos de CO2 por kilómetro. Como además lleva un filtro de partículas para limpiar de hollín los motores diésel y que será obligatorio para todos los coches de gasoil fabricados en Europa a partir de 2009, el Polo Bluemotion se ha convertido en el coche más económico y menos contaminante del mercado.
Para lograr esas cifras partiendo del Polo TDi de 80 caballos convencional (4,4 litros cada 100 km y 119 gr/km de CO2), Volkswagen ha rebajado el peso de algunos componentes. Además, ha alargado los desarrollos de la tercera, la cuarta y la quinta marcha para que el motor gire a menos vueltas, ha montado neumáticos con menor resistencia a la rodadura y ha afinado la aerodinámica con un carenado de la parrilla y unos parachoques más envolventes.
El polo ecológico se vende por 17.540 euros, 370 más caro que un Polo Highline con idéntico motor. El precio de la ecología, me dirán. Sí y no. Es cierto que es más caro porque además el Highline lleva faros antiniebla, sensor de lluvia y control de presión de neumáticos. Pero, a cambio, el Bluemotion lleva alarma y el carísimo filtro de partículas.
Total, que lo comido por lo servido. Y eso sin contar con que el día 1 de enero el Bluemotion bajará de precio. Y eso porque sus emisiones récord les ahorrará a sus compradores el impuesto de matriculación verde que entrará en vigor en esa fecha.
La marca vende su Polo ecológico a 17.540 euros, 370 más que un Polo Highline
Les dije que lo había probado, y de hecho, lo he probado a fondo. En ciudad, en carretera, en autopista. ¿Conclusión? Que va cómo cualquier otro Polo. Hace ruido porque todos los tricilíndricos de Volkswagen lo hacen. Es ágil en ciudad, correcto en carretera y tranquilo en autopista. Su maletero es amplio y el acabado impecable. Es caro, pero como todos; sólo que gasta como un mechero y emite menos que el resto.
Además, por cada uno que vendan, Volkswagen plantará 17 árboles en una sierra albaceteña para que se coman el equivalente al CO2 emitido por el coche en sus primeros 50.000 kilómetros de vida. Y sabiendo todo esto, sólo queda formularse una pregunta.
Si para rebajar medio litro de consumo y llevar las emisiones a menos de 100 basta con alargar desarrollos, cambiar los neumáticos y carenar un radiador, ¿por qué todos los Polos, todos los Volkswagen y todos los coches del mundo no son Bluemotion?
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