Bush firma una ley que promulga el pacto comercial de Estados Unidos con Perú

Washington.-  El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, firmó hoy la ley que promulga el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Perú, que eliminará de forma permanente la mayoría de los aranceles entre ambos países.

Su rúbrica puso fin a un largo proceso de negociación política, iniciado después de que los Gobiernos de ambos países alcanzaran el acuerdo hace dos años.

La ceremonia se celebró en una pequeña sala de actos en el edificio Eisenhower, contiguo a la Casa Blanca, en donde el presidente Bush y su homólogo peruano, Alan García, sostuvieron una reunión previa.

Bush firmó el tratado rodeado de congresistas y miembros clave de su gabinete, incluidos los secretarios de Estado, Condoleezza Rice; del Tesoro, Henry Paulson, y de Comercio, Carlos Gutiérrez.

"La ley que suscribo hoy promueve el comercio libre y justo con una de las economías de crecimiento más rápido en el hemisferio occidental", dijo Bush, quien destacó que el Producto Interno Bruto (PIB) de Perú se expandió un 7,5 por ciento el año pasado.

"Ojalá nos prestara un par de puntos porcentuales", señaló Bush.

Por su parte, García calificó a su anfitrión como "un verdadero aliado y amigo del pueblo peruano".

"Hoy es un gran día para Perú", afirmó García. "Es un mal día para el autoritarismo y para los que se oponen a la democracia y al libre comercio", añadió.

El acuerdo salvó el escollo del Congreso estadounidense con amplio margen, pero solo después de que los Gobiernos de ambos países aceptaran fortalecer las protecciones laborales y el medio ambiente en el acuerdo, a insistencia de los demócratas.

El único obstáculo que resta para su entrada en vigor es la adecuación por parte de Perú de su normativa a las disposiciones contenidas en el texto.

La ministra peruana de Comercio Exterior, Mercedes Aráoz, había mencionado el 1 de enero de 2009 como su posible fecha de aplicación, pero García indicó que quiere adelantarla.

En un desayuno auspiciado por la Cámara de Comercio, el presidente peruano dijo que pretende que ese paquete legislativo esté listo en julio.

Una vez dado ese paso, la Oficina de Comercio Exterior de Estados Unidos (USTR, sigla en inglés) deberá certificar que esas modificaciones aplican de forma íntegra las disposiciones del tratado, tras lo cual el pacto entraría en vigor en cuestión de semanas, explicó a Efe una fuente diplomática peruana.

Tras la ceremonia, la titular de esa oficina, Susan Schwab, afirmó que la aplicación del tratado depende de "la velocidad del proceso legislativo y regulador" en Perú y explicó que otros países han tardado en media ocho meses en implementar las normas de un TLC.

Schwab señaló que es "absolutamente" posible que el acuerdo entre en vigor antes de fin de año.

La funcionaria añadió que pedirá al Congreso que posponga las preferencias comerciales de las que disfrutan Perú y otros países andinos y que vencen en febrero para que no se vea perjudicado mientras entra en vigor el pacto.

Tanto Bush como García afirmaron que el pacto aumentará el comercio y las oportunidades económicas entre ambos países, pero esas razones no han convencido a todos.

"Soy muy pesimista con respecto al TLC", dijo a Efe la congresista de Unión por el Perú (UPP) Gloria Ramos, que se encuentra en Washington en un viaje de trabajo.

Y se quejó de que la "entrada de productos estadounidenses va a apabullar al producto nacional", especialmente en agricultura, por los subsidios que Estados Unidos da a sus campesinos.

Según el convenio, Perú eliminará inmediatamente sus aranceles al 80 por ciento de los productos manufacturados estadounidenses y a dos tercios de los alimentos.

Lima suprimirá el resto de los gravámenes paulatinamente. La gran mayoría de los productos peruanos ya entra a Estados Unidos sin pagar impuestos aduaneros, gracias a un programa de preferencias temporales, pero el pacto las hará permanentes.

Entre los opositores al pacto llegó a estar el propio presidente García, que durante su campaña electoral rechazó el acuerdo.

Hoy justificó su cambio de postura al destacar que el tratado actual es "algo diferente" al firmado por el Gobierno de su antecesor, Alejandro Toledo, por los cambios en los temas de salud, el medio ambiente y los derechos laborales.