Laporta, el hexatranquilo, a por un Estado propio

Hoy nos desayunamos con unas declaraciones a El Mundo en que pretende hacer un trasvase de sus éxitos deportivos como presidente de un club de fútbol que es sólo eso, un proyecto deportivo exitoso que concita la simpatía de millones de seguidores en todo el mundo, a su ambición política personal que, una vez que se ha quitado la careta definitivamente, nos cuenta. Al mismo tiempo, y al haberse convertido en un personaje mediático que se aprovecha de los éxitos deportivos del Barça en su propio interés, la prensa del corazón muestra detalles de su vida privada un tanto berlusconiana que no sabemos si funcionarán o estarán acordes con el seny catalán.

Laporta marchando

Estas son algunas de sus jugosas declaraciones que seguramente serán objeto de un cuidadoso estudio a cargo de los catalanólogos:

 "Estoy consultando a profesionales de la estrategia política para sacar mis conclusiones respecto de si es posible hacer en Cataluña una revolución pacífica, democrática y responsable que nos lleve a tener un Estado propio".
"En principio me seduce más la idea de presentarme con un partido nuevo que estará abierto a cualquier partido o plataforma que entienda que Cataluña necesita un Estado propio".

 "Muchas veces he tenido la sensación que sólo estábamos nosotros, que sólo el Barça luchaba por Cataluña", “la caverna mediática españolista no podrá digerir nunca el 2 a 6 del Bernabeu como tampoco puede soportar que hable claro, no pueden sufrirlo".

Sobre las fotos que se publicaron de su  celebración del último triunfo liguero frente al Real Madrid: "Aquellas fotos fueron una canallada. Todo el mundo tiene derecho a su intimidad.”.

"Tengo muy claro es que somos una nación y nos hace falta un Estado,  la  falta de eficacia de un Estado español que no resuelve los problemas de los catalanes. Ni los económicos, ni los sociales, ni los culturales ni los lingüísticos además de que nunca, nunca nos han respetado ni nos han aceptado tal como somos", "Hemos intentado dialogar, pactar, ceder y hasta convertirnos en su felpudo para ver si nos aceptaban tal como éramos y nos respetaban". "Y cada vez nos vuelven más pobres, y cada vez nos quieren más diluidos, como el azúcar en un café".

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