Muchas dudas para tan pocas respuestas

El Alakrana ha sido puesto en libertad esta tarde según ha anunciado el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Tras la alegría por la liberación de los marineros, es el momento de dar respuesta a muchos interrogantes.

El Alakrana muy pronto estará de nuevo atracado en su puerto

Esta tarde hemos conocido que tras 47 días retenido por piratas somalíes, el atunero Alakrana, ha sido puesto en libertad, y con él sus 36 tripulantes. 47 días de angustia, muy especialmente para las familias de los marineros secuestrados, y que marcarán con toda seguridad de por vida a quienes han sufrido en sus carnes la degradación que todo secuestro produce en la condición humana, cuando se le despoja de lo más preciado: su libertad, su dignidad.

El propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido el encargado de anunciar la liberación del atunero español. Como ya nada me sorprende en este inmenso show en el que se ha transformado la política, el que fuera Zapatero quien diera la buena nueva -después de haber permanecido prácticamente desaparecido durante 46 de los 47 días que ha durado el secuestro- entra dentro de lo previsible. “El pesquero navega libremente” ha dicho Zapatero. Por un momento llegué a pensar que entre tanta floritura innecesaria el presidente diría algo así como “el Alakrana navega viento en popa a toda vela”. Hubiera estado bien.

Hubiera estado bien si el tema no fuera para tomárselo a broma en ningún caso. Son muchos los interrogantes que el Gobierno haría bien en despejar, porque de lo contrario, su gestión en este asunto, nefasta para muchos, corre serio riesgo de serlo para todos si no se ofrecen las respuestas justas. Todos coincidimos que hoy es un día para celebrar la liberación. Pero a partir de mañana, toca asumir responsabilidades y dar luz a muchas de las sombras que han rodeado el secuestro del Alakrana. No vale ya ampararse en la prudencia puesto que no existe ya riesgo alguno para los tripulantes del pesquero vasco.

Dos son concretamente las preguntas que han surgido de forma casi inmediata tras la liberación del Alakrana: ¿a cuánto ha ascendido el rescate y de dónde ha salido esta cantidad de dinero?, y por otra parte, ¿cuáles son los pasos ahora a seguir para perseguir –como resulta lógico- a los secuestradores?

Ninguna de estas preguntas ha tenido respuesta por el momento, al menos satisfactoria. Sobre la cantidad de dinero, se especula que han sido unos cuatro millones de dólares, que todo el mundo da por descontado que han salido de las arcas del Estado. Sobre la segunda cuestión, la propia vicepresidenta De La Vega, ha afirmado esta tarde desconocer la situación de los piratas una vez resuelto el pago del rescate. Resulta muy complicado de entender o de visionar el escenario que puede permitir que tras lograr la libertad y el control del barco, las fragatas españolas se hayan dado media vuelta para escoltar el Alakrana sin mirar atrás.

Se rumorea además por si el pago no fuera de por sí ya poca humillación, que como parte del mismo, se ha incluido el compromiso por parte del Gobierno español para que los dos piratas detenidos en nuestro país, vuelvan a Somalia tan pronto como pueda arreglarse sin que parezca –lo tienen complicado- un escándalo desde el punto de vista legal. Si esto fuera así, se sentaría un peligroso precedente, quedando la independencia del poder Judicial en evidencia frente a la presión del poder Ejecutivo.

Por cierto, en toda esta historia, han vuelto a manifestarse en toda su intensidad, las divergencias entre la ministra de Defensa, Carme Chacón –superada a todas luces por esta crisis- y la vicepresidenta. Es lo que sucede cuando se sitúan a dedo en altos cargos de la política a personas que no reúnen las competencias necesarias para desempeñar su trabajo con eficacia. Otro ejemplo claro del Principio de Peter para regocijo de sus defensores.

Muchas dudas, todo un mar –repleto de piratas millonarios- de dudas para tan pocas respuestas. En realidad para ninguna.