El maldito Brian Howard Clough

[Sergio Cortina] “Te daré un buen consejo, Brian Clough. No importa lo bueno o inteligente que creas que eres, o cuantos amigos hagas en la tele. La realidad de la vida en el fútbol es esta: el presidente es el jefe, después vienen los directivos, luego el secretario, después los hinchas, a continuación los jugadores y finalmente el último de todos, al final del montón, en lo más bajo de lo bajo, viene aquel del que se puede prescindir, el puto entrenador”.

Cloughy, por una vez callado.

La perorata no es de un Jesús Gil o un Caneda de la vida, que habrían escupido algo similar a su marioneta aunque con algún exabrupto adicional, pero podría haberlo sido. A los mandos del sermón está el adinerado presidente del Derby County campeón de los 70 Sam Longston y enfrente, esbozando media sonrisa desafiante Brian Howard Clough, el generador de toda tormenta, genio inmortal del banquillo inglés y socarrón impenitente para regocijo de los plumillas del Sun. El escenario no es un vestuario del Cerro del Espino o del Multiusos sino el metraje de “The Damned United”: hora y media de realismo futbolístico totalmente recomendable para el yonqui común del asunto de la pelotita.

La cinta que Peter Morgan ha construido con los mimbres de la novela homónima de David Peace sobre la vida y milagros del mejor entrenador inglés de la historia durante los 44 aciagos días en los que permaneció al mando del Leeds es poco más que pasable cinematográficamente, más cercana al telefilme que al verdadero cine,  pero supura fútbol por las junturas. No hablaré de fotografía, interpretaciones o planos. No me interesan. Prefiero contaros que en el interior de esta película burbujea uno de los personajes más irresistibles que ha parido el fútbol británico - un Brian Clough capaz de poner los televisores al rojo cuando tan sólo existía el blanco y negro y lograr el máximo desde el abismo- pero también su archirival en el banco Don Revie: esa némesis malencarada que supo imprimir alma de perro rabioso al arrollador Leeds de los primeros 70; su malsana relación; futbolistas con pinta de mozos de almacén, lease Billy Bremmer, a los que su condición no les impide fumar como carreteros antes de cada entrenamiento o cultivar tripas como baúles y salir a morder cada domingo en el terreno de juego; el viejo Baseball Ground hasta el techo de barro, mugre y óxido; fachadas de ladrillo podridas de humedad, hostias al borde del área, entrenadores estrella y sabios en la sombra, periodistas que son hienas ávidas de titulares y presidentes avariciosos, hinchas que son verdaderas veletas, goles horribles fruto de rebañar hasta la última pelota…Podría hacer uso de la reiteración hasta los diez párrafos para contaros de que va  “The Damned United” pero termino antes con dos sencillas palabras: puro fútbol.