Soñadores que se cruzan con su sueño

Los 84 navegantes que descienden el Atlántico frente a la costa portuguesa participando en la 17ª edición de la regata Transat 650 Charente Maritime- Bahía, con suerte, puede que hoy crucen su estela con los 6 barcos de la clase IMOCA 60 que también en loca competencia dejaron Barcelona el lunes y ascienden el mismo océano camino de Brest, en la Bretaña francesa, puerto en el que acaba la Istambul Europa Race.Casi todos los tripulantes que suben han participado al menos una vez al iniciar sus carreras deportivas en la que todo el mundo conoce como minitransat, casi todos los marinos que en sus embarcaciones de 6,50 metros salieron de La Rochelle el domingo 13 y enloquecen por llegar a Funchal en las Azores los primeros, sueñan con navegar algún día como patrones de algún 60 pies, como los que suben.

Encantados de sobrevivir más de un mes en 6,5 metros

La que se conoce como la más solitaria de las regatas en solitario ha cambiado varias veces de trazado, y desde 1984 en que los franceses se hacen cargo, de organizadores. Este año las 4.200 millas del recorrido total se dividen en dos etapas: La Rochelle –Funchal (Madeira, 1.100 millas) y Funchal -Bahía (Brasil 3.100 millas) donde se espera al primero el 20 de octubre si los vientos no traicionan. Dividida en dos categorías, prototipos (36) y barcos de serie (49), permite la participación de presupuestos muy modestos, la clasificación de 2.000 millas en solitario previas a la inscripción mantiene alejados a los temerarios, los inconscientes y los ingenuos. Se trata de cruzar el Atlántico en un barco con un espacio útil de menos de 4 metros cúbicos.   

Apóstoles del mínimal.

La idea de limitar presupuestos a partir de limitar la eslora de los barcos participantes se le ocurrió al marino inglés Bob Salmon, apesadumbrado por la “carrera de armamentos” que se dio en la edición de 1976 de la transatlántica por antonomasia, la Ostar inglesa, donde aparecieron los primeros grandes patrocinadores.

Desde entonces han cruzado el Atlántico 737 marinos, a los que se sumarán si no hay abandonos, los 84 navegantes inscritos en esta edición. La eslora mínima condiciona el equipamiento y la carga, la electrónica requiere alimentación y en el poco espacio disponible no hay lugar para almacenar baterías, se navega sin teléfono satélite ni ordenador portátil, sólo un GPS, cartas náuticas de papel y una radio VHF de 25 millas de alcance, definitivamente es cierto, van muy solos.

Sin saberlo hace tiempo que son precursores del  downshifting, de todas las teorías que se han puesto de moda apresuradamente tras la crisis, lo sencillo es bello, práctico útil, barato y poco agresivo. 7 mujeres se han colado en este festín de hombres, 14 países están representados, hay navegantes entre los 22 años y los 54 y el único portugués presente, Francisco Lobato, 25 años, se ha colocado el primero, la regata da sorpresas.

La armada española

Varias veces la escala intermedia se ha realizado en algún puerto español, en las últimas ediciones siempre han participado navegantes de nuestro país. A pesar de nuestro estilo ruidoso y chapucero, a pesar de no ser cartesianos, de nuestra suerte y nuestras odiosas improvisaciones los franceses nos quieren. Pero todo cambia y en ocasiones, mucho. Ahora son seis los españoles que se han inscrito. Y su presencia es opuesta a nuestro pertinaz estereotipo. La explicación está en dos palabras dinero y organización, que casi son sinónimos.

La FNOB, Fundación para la Navegación Oceánica de Barcelona, que organiza la Barcelona World Race, vuelta al mundo a dos tripulantes, y cuya segunda edición sale en noviembre, ha organizado la expedición española y destacado un eficaz, casi nórdico, equipo técnico. El resultado: Hugo Ramón, mallorquín de 23 años, en su tercera participación va en un excelente duodécimo lugar en la clasificación de barcos de serie  y el ibicenco Sanchís el 23 en prototipos.

La otra regata

La de los que suben la costa portuguesa en los que, posiblemente, son los seis mejores barcos para navegación en solitario que estén hoy a flote en el mundo, ha salido ya al Atlántico. La flota la forman el ganador de la Vendee Globe, vuelta al a mundo en solitario sin escalas ni asistencia, y cinco embarcaciones supervivientes a la que llaman con toda propiedad, el Everest de la vela. Navegan con tripulación y todos acaban de salir del astillero donde se sometieron a reparaciones, incorporando lo más sofisticado en tecnología,  y se preparan con esta media vuelta a Europa para las grandes pruebas que empiezan en noviembre.

 Dejaron Estambul el 29 de agosto, llegaron a Niza el 5 de septiembre, donde el barco español 1876, al mando de Guillermo Altadill, se impuso al guru mundial de la vela en solitario, el francés Michel Desjoyeaux, aka: el profesor,  y de allí salieron para Barcelona con baliza en Menorca, (se trataba de probar los barcos en condiciones de viento del Mediterráneo a las que no están acostumbrados), donde llegaron el jueves 10. El pasado lunes han salido de Barcelona, el Foncia de Desjoyeaux alcanzó el primero al Atlántico, los demás le siguen soltando brida, el Mediterráneo les aburre, el sprint hasta Brest será épico, pero antes muchos de los patrones y tripulantes tal vez vean como se les echa encima de golpe su pasado.