El incendio de San Gregorio (Zaragoza) y las servidumbres

6300 hectáreas quemadas hasta que se ha podido controlar el fuego. 6300 hectáreas que se suman a las 15.000 de hace tres semanas en Ejulve, Aliaga, Massalió, etc. Una superficie enorme arrasada por las llamas, destruyendo paisajes, alarmando a las poblaciones, causando muertes, dejando un futuro incierto al suelo, a la gente, a la tierra.

La importancia de los incendios según RTVE.es

Es un balance desolador para Aragón. Es fácil ahora culpar a unos u a otros, mutuamente, a la defensiva, incluso. Es necesario preparar ya (como se debería haber hecho este año) el verano que viene. La falta de previsión de este año, la falta de coordinación no debería repetirse. Está el futuro del país en juego. El futuro, nada menos.

El incendio de esta semana ha tenido además otro ingrediente. Se inició en el Campo de maniobras de San Gregorio, uno de los más grandes de Europa y por el que el ejército español no da nada a cambio. No permite la entrada a los pastores, no permite el uso de su ermita a los vecinos de San Gregorio. Une, en una continuidad de suelo prohibido para los aragoneses comarcas como la Ribera Alta y las Cinco Villas, que, además, sufren por el otro lado el polígono de tiro de las Bardenas. A cambio de nada.

Lo dice claro el alcalde de Tauste, lo exigen CHA e IU, y hasta el PP se anima con tal de atizar al gobierno socialista de Aragón, responsable último de la descoordinación de las tareas de extinción. Las Fuerzas Armadas españoles tienen que dejar de tener en exclusiva esa cantidad de terreno aragonés. No van mucho más allá las críticas, que podrían ir, por ejemplo, al retorno civil de todo el suelo militar español en Aragón. El Ejército sigue siendo el mayor terrateniente de este país. Un retorno civil que obligue a la limpieza de todo el material de destrucción sembrado en terrenos donde los civiles no podemos entrar. (Y no sólo San Gregorio, también obras de arte como la iglesia de San Fernando en Zaragoza). El no poder entrar al recinto ha provocado esta semana que el fuego llegara hasta Tauste. Danilaris ha ido colgando en su canal de Youtube todos los vídeos que ha podido, grabados por él o de la televisión.

Ni el Gobierno de Aragón, ni su departamento de Medio Ambiente, ni el ejército han estado a la altura del riesgo, poniendo en peligro vidas humanas, recursos económicos y parajes protegidos. Que las Fuerzas Armadas se hayan visto obligadas a reconvertir soldados en bomberos en forma de UME no es a cambio de una patente de corso para causar catástrofes ambientales por la cantidad de matojos sin limpiar, bombas sin explotar y material de deshecho acumulado que hay en el campo de tiro. A fin de cuentas, la UME es militar por una decisión política, pero una unidad de emergencias no tiene porque ser militar. El caso es que el incendio de estos días debería hacer reflexionar a los ciudadanos y a la clase política sobre el resto de servidumbres que Aragón tiene con Defensa, como la limitación del espacio aéreo, la prohibición de acceso a territorio y patrimonio aragonés, y la propiedad exclusiva de miles de hectáreas, por no hablar de la extralimitación en maniobras fuera de recinto militar. Eso exige la liberación de esas servidumbres o como mal menor, una compensación.

Pero estamos en Aragón, que, por supuesto, no es España. No es España no porque Aragón no quiera serlo, que al parecer quiere, y mucho. Es España porque Aragón es la gran olvidada en cualquier tipo de propuesta. En la financiación, en los recursos, en las infraestructuras y, también en las noticias. Televisión Española, en su página web, informaba así del incendio de Zaragoza.

Debe ser la inflación lo que hace que 450 hectáreas de hace diez años en Madrid valgan tanto más que 6000 hectáreas de hoy en Aragón. Será.