Recuerdos y humor policiaco en la "Semana negra"

Ritmo frenético de presentaciones durante la jornada de ayer en la «Semana negra». El primer título que apareció en escena fue "Mañana no será lo que Dios quiera", novela en la que se plasman los primeros recuerdos del poeta ovetense Ángel González, continuando con Jerónimo Tristante y Carlos Salem, en una presentación no exenta de risas y diálogos sobre sexo.

El autor argentino Carlos Salem.

Luis García Montero (Granada, 1958), narra en su última publicación varios de los episodios más dolorosos del autor asturiano, que dejarían una profunda huella en la vida y obra del poeta.

En esta novela se relata la muerte del padre de Ángel González, cuando éste sólo tenía 18 meses, y a quien recuerda como concejal republicano del Ayuntamiento de Oviedo. "Los archivos municipales contradicen a González, por lo que esta obra no es tanto una biografía, sino los recuerdos, en algunos casos ficticios, de Ángel González", explica García Montero.

También se narra el arresto por agentes franquistas de la madre del poeta asturiano; o el asesinato de Manuel, hermano de Ángel González. "Siempre pediamos a Ángel que contase cosas de su juventud, pero nunca las escribía", explica García Montero, quien asegura que "un día decidí comenzar a grabar las charlas para publicar el libro que contase la historia de Ángel González".

Las siguientes publicaciones presentadas quedaron eclipsadas por el gran sentido del humor de Jerónimo Tristante (Murcia, 1969) y Carlos Salem (Buenos Aires, 1959), quedando demostrado en sus novelas «1969» y «Pero sigo siendo el Rey».

Tristante ofrece una extraña visión de un detective alcohólico, residente en la Murcia del año 1969. "Suceden una serie de extraños acontecimientos, a los que Julio Alsina –el protagonista– tiene que hacer  frente", explica.

"Desde una pareja que desaparece haciendo el amor en una carretera perdida de la mano de Dios hasta un cura que realiza procesiones para que aparezcan, rezando plegarias y oraciones destinadas, en un principio, para la aparición del ganado extraviado", matizó.

La obra de Salem muestra a otro detective, "un poco más pringado", que tiene que resolver uno de los casos más extraños acontecidos en España: Su Majestad el Rey ha desaparecido.

"El tipo es un desastre, se hizo policía por contradecir a su padre, y acabó harto del cuerpo", indicó el escritor porteño. "Al final encontró al Rey, pero por dedicarse a buscarlo, los dos últimos 'jonkies' de la ciudad matan a su novia".

El delirante misterio no finaliza aquí: "Sí, el Rey vuelve a desaparecer, dejando una nota que dice: 'He ido a buscar al niño. Volveré, o no. Feliz navidad'". Desde este momento, la historia se convierte en una narración llena de humor y excentricas situaciones, en los que aparecen personajes tan disparatados como un "adivino retrovisor, que sólo es capaz de averiguar el pasado", un director de orquesta "suicida" que sólo ha tocado "reggaeton", o dos hermanos que viven en el monte, y que "piensan que la Guerra Civíl todavía no ha finalizado".