El trenecito

Año 2009 d.c. Toda la Península Ibérica se encuentra invadida de una creciente concienciación sobre materias como el calentamiento global, las energías renovables, la polución, la dependencia de los combustibles fósiles, el problema del agua...

¿Toda? - No, toda no... Paradójicamente, en la llamada España Verde, en un rincón llamado Asturias, FEVE piensa invertir cerca de dos millones de euros (entre locomotora y convoy) en resucitar... una locomotora a vapor de 1958 para que funcione a gasóleo. ¿Siguen ahí? Pues que sepan que va a tener vagones de madera, va a pesar 45 toneladas, consumir 3000 litros de agua cada 80 km, no superará los 50 km/h y vamos a usarlo para atraer turistas y dar ejemplo a los niños.

Queremos atraer turismo y turismo de calidad que venga a admirar nuestros paisajes. Perfecto. Por citar una sola de las carencias de la red de transportes en Asturias, ese hipotético turista "de calidad" que decidiese aterrizar en Asturias, se encontraría con que el aeropuerto de Asturias se encuentra a 47 km de Oviedo y 40 de Gijón, pero que a dicho aeropuerto no llega el tren, ni eléctrico ni a gasóleo, ni tan siquiera a pedales como el madreñogiro de Pinín. Eso sí, es totalmente libre de coger un taxi o un autobús.

Podemos hablar de hacer un tren turístico, ¿por qué no?, y podemos hablar de un tren que realmente muestre que Asturias cuenta con un ingente patrimonio verde, y que quiere preservarlo. Me parece una excelente idea. Y eso sí estaría orgulloso de poder mostrarlo tanto a los turistas como a los niños.

Podemos soñar en un tren que sirva como escaparate tanto de las riquezas naturales de Asturias como para impresionar positivamente sobre cómo queremos que se hagan las cosas en Asturias a partir de ahora: de forma limpia, moderna, ecológica.

Podríamos hablar de un tren que no emitiese humos, que recorriese esos paisajes con el silencio y respeto que se merecen. Podríamos soñar con un tren movido por energías renovables - no necesitaríamos superar los 50 km/h y tan solo necesitamos unos pocos km de autonomía.  Podríamos hablar y soñar. Y sin embargo, una vez más, Asturias parece tener al enemigo en casa.