Ciudades subdesarrolladas

El proceso de urbanización se desarrolla de forma paralela al proceso de industrialización y modernización del mundo. El crecimiento urbano es una de las mayores amenazas para el medio ambiente, ya que concentra la población y la actividad económica en determinadas zonas, y además elimina las prácticas agrarias locales, de forma que los pequeños campesinos se ven obligados a emigrar a las grandes ciudades.

Imagen del urbanismo de una gran ciudad

La civilización es el principal agente destructor de la naturaleza, por eso es preciso recorrer la historia del urbanismo para verificar si, en efecto, la civilización ha ido destruyendo progresivamente la naturaleza. El destacado urbanista Lewis Mumford establece diferentes periodos de urbanismo en la historia. El primero sería el urbanismo en el neolítico, y se caracterizaría por ciudades pequeñas (poblados) donde las tierras eran de servicio público y colectivo, igual que las actividades económicas. En esta época cohabitan la naturaleza y la ciudad.

El segundo período es la Edad Media, que supone una dominación de la naturaleza por parte del espacio urbano; el elemento más característico es la muralla, aunque era un símbolo de poder sobre la naturaleza, tenía también función de contención del crecimiento urbano.

Con las Revoluciones Industriales llegó el tercer periodo, marcado por un éxodo masivo de las zonas rurales a las ciudades, donde estaban las industrias y los puestos de trabajo. Ese crecimiento sin precedentes se encajó con un aumento considerable de la superficie urbanizada. En la actualidad, una época marcada por la división del trabajo y el individualismo, la despreocupación por la naturaleza desemboca en una salvaje destrucción del medio ambiente: las ciudades han abierto una brecha irreconciliable con la naturaleza.

El aumento de población conlleva un aumento de infraestructuras, que cada vez se van a tener que importar desde más lejos. El crecimiento de las ciudades no sólo ha tenido repercusiones medioambientales, sino que ha fomentado los cambios de residencia de las clases adineradas, que después de advertir la contaminación que se genera en los centros de las ciudades, se trasladarán a las zonas periféricas para estar más cerca de la naturaleza. El medioambiente es un lujo.