Telefónica ha anunciado que bajará sus tarifas para situarse al nivel de sus competidores, que disponen de ofertas infinitamente más atractivas. ¿Estamos ante el fin del pacto tácito de precios en el mercado de las telecomunicaciones?
La irrupción de los operadores virtuales en el mercado de telefonía móvil en los últimos años no ha conseguido borrar la sombra del oligopolio en el sector. La Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT) impulsó su entrada esperando un aumento de la competencia, que se tradujera en una bajada de los precios. Las tres grandes operadoras, Movistar, Vodafone y Orange, acordaron conceder licencias para compartir su red, y muchas empresas comenzaron a formar parte de un negocio muy atractivo. Pero en la práctica las grandes compañías han conservado su influencia.
El mercado de la telefonía móvil ha crecido vertiginosamente y ha reportado grandes ganancias a las empresas en él involucradas. En el mercado, el poder de negociación viene determinado por la escasez; Movistar, Vodafone y Orange se aprovecharon de su condición de únicos proveedores de este servicio para hacerse con este poder. Las tarifas de los tres operadores son bastante similares, y se sitúan entre las más elevadas de los países de la Unión. Las razones no estriban en la calidad del servicio sino en la ausencia de una guerra de precios entre las tres compañías. Mediante el consenso en las tarifas estas han acabado de forma artificial con la competencia. El único beneficiado en que el mercado funcionara de forma correcta sería el consumidor, ya que sin unas tarifas pactadas las compañías ofrecerían precios más atractivos para hacerse con una mayor cuota de mercado. Pero sus beneficios serán mayores manteniendo unas tarifas altas.
A pesar de las previsiones de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones, la dinámica de fijación de precios no ha cambiado mucho desde que irrumpieron en el mercado las nuevas compañías. Estas ofrecen precios algo más bajos, pero su poder de captación de clientes es claramente inferior. El juego sucio de los grandes operadores quedó patente hace un año cuando el Gobierno prohibió el redondeo en las llamadas y obligó a cobrar por segundos de duración y no por minutos. Para compensar los ingresos las tres compañías subieron un 25% el establecimiento de llamada, que paso de 12 a 15 céntimos. Aunque ellas negaron que hubiera un pacto de precios la Comisión Nacional de la Competencia abrió una investigación que constató que había indicios de prácticas anticompetitivas.
A finales del año pasado una nueva polémica rodeaba al sector de las telecomunicaciones en España. La CMT anunció que Telefónica no tendría que alquilar su nueva red de fibra óptica de banda ancha al resto de operadores. Estos aseguraban que no es viable económicamente desplegar otra red de fibra óptica en España y que lo que se conseguirá es que se reduzcan el número de competidores y quede mermada la capacidad de elegir del consumidor. Finalmente la CMT dictó que Telefónica debería compartir su infraestructura con otras operadoras, y que podría reservarse la exclusividad de ofertas de banda ancha superiores a 30 megas
Así que de nuevo Telefónica volvía a demostrar su poder en el ámbito de las telecomunicaciones. Pero ni siquiera este gigante empresarial ha podido hacer frente a la crisis. Quizás esta vez seamos los consumidores los beneficiados
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Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Citar este verso de Machado no puede ser más ocurrente al hablar de Mariano Rajoy. Tras la renuncia de Zapatero y las voces que señalan que la estrategia popular podría verse dañada, es necesario preguntarse algo. ¿Ha hecho camino Rajoy? ¿Se ha preparado para ser presidente? Quizás la respuesta sorprenda.
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