El sexo osuno

Sobre el sexo osuno, las noticias y la casta moral occidental

Sorprende ver lo relativo de las cosas en este mundo nuestro.  El pasado lunes nos despertábamos con la noticia de que -por fin-  el osuno macho Furaco había montado a "Tola" su partener de conveniencia. Además por dos veces, sí señor!. Lo noticiable aquí es que el oso pardo, una especie en serio peligro de extinción, puede atisbar una posibilidad de supervivencia en la Península Ibérica. Furaco, que así se llama el macho encargado de perpetuar la especie, fue encerrado en el cercado osero de Proaza junto con "Tola" y "Paca". Desde el primer momento hemos podido seguir, como si de un culebrón más se tratara, la historia del apareamiento imposible. El año pasado entraba el verano con la noticia del fracaso de los intentos de apareamiento y parecía que este año no habría buenas noticias para los amantes de la ecología, de los animales -y quién sabe si algún zoofilo- pero "la hembra más receptiva". Pero nada más allá !!habemus copulus!!

Decíamos que sorprenden, en este caso, algunos de los titulares. Uno se imagina la redacción del periódico (ponga periódico o ponga cualquier otro medio más multimedia), tras haber visto los mejores episodios de matrimoniadas o de Pepa y Avelino, y con ello la imaginación para los titulares siguientes: " Paca y Tola no cumplen con Furaco" o el "Estrés no ha dejado a las osas aparearse". Parecería que se tratara de cualquier comentario zafio sobre el vecino o la vecina de al lado y lo triste es que tenemos que vernos en esta situación después de un acoso y derribo a esta especie por parte de los humanos. Los mismos que ahora hacemos gracietas con ello.

Por poner un ejemplo, ¿se puede imaginar en cambio que en el reality Perdidos en la Tribu (donde una familia es "colocada" en un poblado  del desierto africano o de la selva de Indonesia) podamos ver alguna imagen similar a la de Paca, Tola y Furaco? La respuesta es más bien que no pues algunos de los participantes ya han expresado su corte a "quedarse en tetas" o la vergüenza de que algún familiar tenga "que vestir tanga". El pudor que vertemos sobre nosotros mismos no lo es tanto en los animales. Los mismos  a quienes hemos masacrado, y limitado a una vida cercados (en zoos, bioparcs o reservas). Mientras, nosotros nos tapamos los ojos con las manos frente a cualquier escena subidita de tono, sin dejar de mirar entre los dedos. Todo sea por el bien de la especie.