Anoche estuve en el concierto de Ojos de Brujo en el Palacio de Congresos en Madrid. Estuve, aunque sería mejor decir que medio estuve, porque a la séptima canción me levanté de mi asiento y salí por la puerta después de reclamar que se me devolviera el importe de mi entrada (que me fue reembolsado sin mayores problemas). ¿Decepcionado con la música? No. Decepcionado con la mala (casi inexistente) organización del concierto.
Ojos de Brujo, en concierto (foto de Jbeckers, en Flickr)
El concierto, como es la norma, empezó con un retraso de casi 45 minutos. Digo como es la norma porque pocos conciertos empiezan a su hora y pocos también lo hacen tras dar el típico cuarto de hora de cortesía. Los músicos esperan por los que llegan tarde porque asumen que son más listos que los demás, los que sí que estamos en el recinto a la hora convenida. Deben de serlo, porque yo me siento un poco imbécil cuando compruebo que en la entrada pone que la apertura de puertas es a las 20.00 y que son las 21.40 y aún no ha empezado el concierto.
Pero lo peor está por venir. Como es la norma, el retraso se asume con cierta resignación. Lo que no puedo entender es que la falta de personal controlando al público permita que, en la segunda canción, los espectadores que tienen entradas en los laterales invadan los pasillos y me dejen sin poder disfrutar del concierto. Llamamos la atención a los guardias de seguridad que, con malas formas, nos explican que ellos se lavan las manos porque no es su responsabilidad (tal cual) y que no pueden hacer nada (entonces ¿qué pintan allí?).
Intento convencer (lo dicho, puede que tengan razón al pensar que soy un imbécil porque encima lo intento) a quienes invaden los pasillos para que regresen a sus localidades, o al menos me dejen ver el concierto y éstos me miran como un bicho raro. No soy el prototipo de "enrollao" que deja que el resto haga lo que le dé la real gana. No al menos si eso choca frontalmente con mis derechos. En mi impotencia me dirijo de nuevo a los miembros de seguridad y exijo una hoja de reclamaciones. Me llevan ante una representante de la organización quién, tras pedirme disculpas, decirme que me devuelven el dinero y darme la razón (el cliente, ya se sabe...), me sueltan con total tranquilidad que «hombre, entiende que el público de Ojos es que es así».
Tal cual. ¿«El público de Ojos es así»? No, perdona. Yo tengo todos los discos de Ojos de Brujo y he ido a varios conciertos del grupo (el primero en Aqualung hace ya siete años), ¿acaso no soy público de Ojos de Brujo porque voy a verles en traje y con corbata (el equivalente a que un mecánico de un taller vaya con el mono de trabajo)? ¿acaso no soy público de Ojos de Brujo porque entiendo lo que supone comprar una entrada en un recinto de las características del Palacio de Congresos de Madrid? ¿acaso no soy público de Ojos porque respeto al que tengo al lado?
Si con tanta naturalidad se asume que así es una parte importante del público de este grupo, ¿por qué no se pone personal de seguridad en los pasillos para que cuando alguien se levante de su asiento y moleste a otra persona, se le llame la atención? Es muy triste que cuando falta la más elemental educación haya que imponerla por la autoridad, pero es aún más triste que los maleducados se salgan con la suya simplemente porque son así («no, es que mire, yo soy un desgraciado, así que respéteme y no me traumatice, por favor»). ¿Asumiría con la misma parsimonia la organización que uno de estos impresentables tirase una botella al escenario y le abriese la cabeza a un músico? ¿Dirían entonces eso de Ya sabes, el público de Ojos es así?
Desgraciadamente no es la primera vez que escucho este argumento (la vez anterior fue en un concierto de Extremoduro donde había pagado dos veces el precio de una entrada de pista con la esperanza de verlo con ciertas garantías). ¿Será que no soy su público? Pensaba que los artistas no eligen a su público. Pensaba que cuando un grupo organiza un concierto intenta que cada persona que paga su entrada tenga una experiencia satisfactoria. Pensaba y veo que estaba equivocado. Al parecer hay grupos que no quieren a gente que piense, simplemente quieren público que se limite a vivir la experiencia.
Yo por de pronto creo que tardaré en mezclarme con ese público de Ojos de Brujo. Sencillamente paso de que me traten como a un borrego porque en el rebaño esa sea la norma.
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