¡Honor y gloria al último!

El francés Raphael Dinelli llegó el sábado al mediodía al Puerto Francés de les Sables D’Olonne después de 125 días de navegación, y más de 28.000 millas alrededor del globo, a bordo del velero Fundation Ocean Vital. El mismo tiempo que empleó hace tres años en completar el mismo recorrido. Ha sido su cuarta participación en la Vende Globe, la vuelta al mundo a vela en solitario sin escalas y sin asistencia, y ha mejorado algo. Si en el 2005 llegó el último esta vez quedaba un navegante en su popa, Norbert Sedalcek, un austriaco que amarró en la tarde del domingo su Nauticsport Kapsch, y que es definitivamente el último participante en llegar de los 11 supervivientes de la prueba que todos empiezan a conocer como el Everest de la vela. Aunque hay discrepancias, una expedición al techo del mundo dura menos de un mes, y en el ascenso del último tramo se emplea alrededor de un día, esta regata se extiende a lo largo de todas las horas de todos los días entre los 83 que tardó Michel Desjoyeaux, record absoluto de la regata y ganador de esta IV edición, y los 126 que empleó Sedlacek en llegar el último. De los 30 marinos que dejaron Bretaña el 10 de noviembre pasado, 19 fueron abandonando por el camino.

Dinelli, Sedlacek y Wilson celebran las últimas posiciones

Y como siempre, los modestos son los que más sufren y los que menos se quejan. Una costilla rota o fisurada es la última broma que le gastó el Cantábrico a Dinelli. Un golpe de mar que le tiró contra el balcón de seguridad de su barco fue la causa, y como las desgracias vienen en pandilla justo en ese momento cuando realizaba la última penosa ascensión rodeando el anticiclón de las Azores, se le rompió la botavara, el palo horizontal que aguanta la vela mayor, y sin más dilación se enfrascó en una reparación de las muchas que ha hecho a bordo de su barco de más de diez años, nada que ver con los sofisticados bólidos que le precedieron durante todo el recorrido, muchos de los cuales por un motivo u otro fueron abandonado.

Raphael sabe perfectamente lo que es sufrir. En su primera participación en esta obsesión suya, en 1996, naufragó y fue salvado de las aguas milagrosamente, (hay fotos de Raphael aferrado a su barco volcado en medio de una tempestad infernal), por otro participante en la regata, el inglés Pete Goss. Algo se le debió quedar fijado en la mente al marino francés que desde entonces y con medios relativamente modestos no ha dejado de participar en todas ediciones de la prueba, en el 2000 una avería le obliga a terminar el recorrido sin poder clasificarse, recibió ayuda y el reglamento es de hierro y lo impide. En el 2005 terminó el duodécimo, el último, con el mismo barco que ahora le ha servido de laboratorio para algunas tecnologías limpias que ensaya la fundación para la que trabaja, y en esta edición ha logrado llegar antes que su compinche durante todo el recorrido del Pacífico Sur. Dinelli y Sedlacek han corrido una regata particular dentro de la regata. Desde el sur de Australia hasta las Malvinas han navegado a pocas millas alternando la ventaja.

UN GÉLIDO AUSTRIACO
Si Dee Caffari, sexta plaza en esta edición, es la primera mujer en la historia de la humanidad que ha dado la vuelta al mundo a vela en solitario y sin escalas en las dos direcciones, de oeste a este y al revés, el último en llegar a meta es el primer austriaco, que se sepa, en darle la vuelta al mundo en las mismas condiciones. Norbert Sedalcek se cansó un día de conducir tranvías en Viena, y decidió cambiar de vida. Comenzó a navegar a vela. Eligió los mares más desolados y tenebrosos de la tierra, y los convirtió en su patio de juegos, para empezar se construyó con sus manos un barco de 8 metros, le dio una vuelta al mundo en solitario, vio que le gustaba y siguió. Participó en una regata corta pero muy extrema, la IceLimit, de Ciudad del Cabo a Ciudad del Cabo dando la vuelta a la placa Antártica por latitudes odiosas, y en la Vendee de 2005 que tuvo que abandonar por problemas de quilla. Llevaba el mismo barco que ahora, de aluminio, uno de los más pesados.

Norbert ha pasado con discreción por delante de las vacas sagradas de la vela francesa. Su presupuesto competía a la baja con el de los dos marinos que llegaron antes que él: el americano Rich Wilson y Dinelli, los tres con embarcaciones tan probadas como anticuadas y presupuestos ramplones. Con ellos, otros 19 marinos con respaldo mediático y económico que navegaban a bordo de barcos de última generación salieron del puerto francés que patrocina la prueba y que por accidentes fruto del azar o la legítima ambición de llegar antes, vieron caer palos, romper timones o hundirse quillas de sus sofisticados prototipos. Algunos ya han anunciado su inscripción para la edición de 2012. Dinelli, si sus más directos allegados no consiguen convencerle, también lo hará y será su quinta vuelta al mundo, Sedalcek ya lo hizo hace unos días, sin haber llegado a meta, espera conseguir un patrocinador que le pague un barco más competitivo. El resto no se ha pronunciado pero es seguro que muchos de los que abandonaron por problemas técnicos se querrán sacar la espina. Las grandes estrellas dependen más de otros compromisos, tienen garantizado el apoyo y se pronunciarán en función de sus agendas. Pero los que hasta ayer fueron modestos ya han lanzado el desafío. Desde hoy, mientras recogen el escenario y se apagan los focos en el puerto bretón, la Vendee Globe 2012 está en marcha.