El regreso del bostoniano

Rich Wilson, marino norteamericano de 59 años, cortó la línea de meta de la VI Edición de la Vendee Globe en novena posición, el martes 10 de marzo a las 13,43. La vuelta al mundo a vela en solitario sin escalas ni asistencia cuenta desde ayer con otro norteamericano entre los 57 navegantes que han completado la regata más dura y larga del calendario de la vela mundial desde que se inició la prueba en 1989. Su barco, el Great American III, ha necesitado 121 días para completar el recorrido. Este antiguo egresado en matemáticas por el MIT, profesor de Harvard, consultor de plantas desalinizadoras en Arabia Saudí, analista de defensa para el gobierno de Estados Unidos, promotor de sistemas educativos online y deportista asmático con cuatro maratones de Boston en su curriculum deportivo, acaba de lograr un sueño que le encandiló desde que supo de la existencia de esta regata que algunos llaman el Everest de la Vela.

El Señor Wilson cumplió su sueño

Los últimos días, desde que cruzó el Ecuador han resultado desesperantes. Obligado como sus predecesores a rodear el anticiclón de las Azores por el oeste, su recorrido final ha superado en mucho las 28.000 millas. Su barco, botado en Francia en 1999 bajo el nombre de Solidaires, y remozado lo justo para superar las exigencias de seguridad de la regata, ha demostrado en su cuarta vuelta al mundo más fiabilidad en sus manos que los sofisticados prototipos que han quedado tras él, en su estela.

Si a la colección de honores se le añade que ha corrido sin patrocinador y que el esfuerzo económico es el fruto de su hucha, sus méritos crecen. Como humilde sistema de financiación escribía cada semana un artículo para la prensa gratuita que se distribuye en los institutos y colegios de Estados Unidos. La edad, la sabiduría, la necesidad y el estado de su embarcación le impusieron cuatro meses de navegación conservadora que le han servido para darse a conocer a la afición mundial como un filósofo pragmático con destellos de genio, humanidad y estilo.

Desde su intercambio de emails con el vencedor de la prueba, el francés Michel Desjoyeaux, hasta sus felicitaciones a Obama el día de su investidura o el emocionado recuerdo de la beneficiosa influencia francesa en el presidente Jefferson nada más tocar tierra, han dado forma a un nuevo personaje que casi seguro no querrá explotar el sorprendente tirón mediático que ha logrado. Posiblemente, tras un descanso en familia volverá a sus proyectos didácticos. Atrás quedan sus inicios como el navegante más joven en ganar la regata Newport - Bermuda en 1980, la más clásica entre las más rancias de las pruebas de la Costa Este, tres récords muy yankis en su trimarán Great American II, Nueva York-Melbourne, Hong Kong–Nueva York y San Francisco-Boston, y un naufragio espeluznante a 400 millas del Cabo de Hornos en noviembre de 1990, del que fue rescatado por un carguero que pasaba por allí justo en ese momento, sin poco más que contar del incidente.

ÚLTIMOS HÉROES
Raphael Dinelli a bordo del Fundation Ocean Vital está a 600 millas de la meta. Espera llegar el sábado y no podrá festejarlo porque trae una costilla rota o fisurada. En esas condiciones lleva desde el viernes cuando se dio un golpe contra el balcón que impide que por un despiste o la mala mar los tripulantes caigan al agua. En esas condiciones, con la tenacidad de un insecto, se ha pasado dos días reparando la botavara, una pieza indispensable para la marcha de un barco que tiene también un montón de años, es de 1996 y lo construyó el único húngaro que ha participado en la prueba. Si el americano ha regateado a la vez que impartía cursos online para estudiantes de secundaria, Dinelli ha hecho de su embarcación el escaparate de su Fundación ensayando todo tipo de tecnologías limpias adaptadas a la navegación extrema. Rapahel sabe lo que hace, es su cuarta participación en la Vendee, naufragó en el 96, acabó fuera de regata en 2001, quedó duodécimo en 2005 y ahora gana dos puestos. Si no revienta llegará el décimo. Comentaristas y expertos esperan que desista, ya no tiene nada más que demostrar, pero seguro que al tocar tierra empieza a buscar un patrocinador para la edición de 2012 a la que, sin acabar ésta, ya se ha inscrito uno de los que se vieron forzados a abandonar, Jean Pierre Dick.

Norbert Sedalcek, ex funcionario de la empresa de transporte público de Viena de 47 años, y obseso por la navegación extrema, cierra la comitiva a bordo del Naticsport Kapsch con el orgullo de superar lo logrado en su anterior participación. En 2001, en un barco construido por él mismo, le dio en 93 días una vuelta al Pacífico Sur, de Ciudad del Cabo a Ciudad del Cabo sin parar, que debió resultarle cualquier cosa menos cómoda pero que le sirvió como incentivo para objetivos mas disparatados. En 2004 tuvo que abandonar por una rotura, ahora llega el último, en undécima posición, pero con la victoria moral sobre los 19 que salieron en noviembre del puerto francés de Les Sables D’Olonne, con barcos y presupuestos que ridiculizan el esfuerzo económico del austriaco y que después de perder palos y timones fueron abandonando por distintos rincones olvidados del recorrido.