La cara B. La lucha de las mujeres de Gaza

De nuevo son las mujeres palestinas las que se ocupan de estirar el dinero ante un nivel de pobreza y desempleo que va en aumento

Noviembre de 2006, el ejército israelí realiza una matanza de mujeres que protegían a unos 60 palestinos reunidos en una mezquita de Gaza (foto: Reuters, fuente: elpais.com)

En la última operación militar israelí en Gaza 930 personas palestinas fueron asesinadas, de las cuales 292 eran niñas y niños (32%) y 75 mujeres (8,2%). Ninguna organización internacional dedicada a las mujeres o la niñez ha asumido una posición clara en contra de una guerra tan absurda, aunque la mayor carga de la guerra y la reorganización del tejido social recaerá como siempre en las mujeres.

Sólo alguna institución palestina, como la Universidad de Bir Zeit (literalmente "pozo de aceite"), en Ramallah (Cisjordania), ofrece algunos cursos sobre políticas de género, como por ejemplo una maestría sobre Género y Desarrollo, en el que hay matriculadas algunas mujeres palestinas que sin embargo no pueden finalizar el curso al no poder asistir al Instituto de Estudios de Mujeres.

Las mujeres en Gaza viven y luchan sin tener acceso al agua, la electricidad, alimentos, medicinas, calefacción, gasolina...  Son ellas las que van a buscar agua, leña y alimentos para sus familias.

Después de cada ataque israelí es posible ver a muchas mujeres escarbando entre los escombros de sus hogares buscando a sus hijas e hijos sepultados. A menudo las organizaciones humanitarias rescatan a niños que permanecieron durante varios días abrazados sin comida ni agua a los cadáveres de sus madres, con el terror todavía vivo en sus ojos muertos.

Se puede pensar que el problema del terror, de la violencia, de la guerra, es sólo cuestión de hombres, ya que son ellos quienes integran mayoritariamente las fuerzas militares de Israel. Pero también cabe pensar que, al fin y al cabo, todos esos hombres, todos esos soldados israelíes, son hijos de mujeres, esposos de mujeres, padres de mujeres, etc.

El futuro son las voces de todas esas mujeres exigiendo a sus hombres que dejen de asesinar y cumplir órdenes, y que se unan a ellas en otra lucha, la lucha por la paz, por la vida, por la alegría.