ROLAND LO DEJA TODO POR UNA BALLENA

Roland Jourdain, patrón del Veolia Environement, amarró en la tarde de ayer su barco al muelle de Punta Delgada, en la isla de San Miguel, en las Azores. Alguien de la organización de la Vendee Globe www.vendeeglobe.org debería empezar a ponerse nervioso. Vale que es una regata dura, quizás la más dura, y larga, seguro que la más larga en el tiempo y el espacio, pero van camino de quedarse sin participantes. En las primeras horas del lunes “Bilou”, como le conocen sus fieles, que navegaba en segundo lugar en condiciones entre precarias y milagrosas a 60 millas de las Azores, comunicó que lo dejaba. Es el decimonoveno navegante que abandona la competición, de los 30 que salieron hace 86 días a darle una vuelta al mundo a vela en solitario, sin escalas ni asistencia. Después de casi 25.000 millas recorridas y 47 días en segunda posición marcando la estela del incontestable ganador de la regata, Michel Desjoyeaux, que llegó a la meta en la mejor hora del domingo, después de la victoria de Nadal sobre Federer, el buen sentido se impuso.

Bilou con cara de circunstancias entra en San Miguel

Al final le ha convencido la situación meteorológica, y no los consejos de su equipo técnico. El choque con una ballena en las calmadas aguas de las Malvinas hace unas semanas causó daños estructurales serios a su barco, que Roland solventó como pudo mientras remontaba el Atlántico en persecución de Desjoyeaux.

La entrada en el Atlántico norte, donde el invierno se está manifestando con toda su mala fe, puso en evidencia las dimensiones reales de los daños. El jueves 29 de enero perdió la quilla y el bulbo de tres toneladas con los que su barco mantenía el equilibrio y se vio obligado a llenar con ocho toneladas de agua los tanques de lastre que ayudan a la navegación en condiciones duras de viento y mar.

Desde entonces el patrón francés llevó al Veolia a baja velocidad pero con algo de estabilidad, y se creía capaz de llegar al puerto de salida en Les Sables D’Olonne, en la Bretaña francesa. El tiempo empleado o el lugar en la clasificación final ya no importaban, se trataba de acabar la vuelta al mundo. Y no pudo ser.

BUEN MARINO ES EL QUE REGRESA
“No quiero forzar la suerte. Me arrepentiría toda mi vida si después de pasar por un puerto donde podría haberme detenido, 48 horas después obligase a otros a arriesgar su vida para venir a recogerme”. Declaró en su comunicación diaria con la emisora de la organización. Las condiciones meteorológicas que ha padecido los dos últimos días, y las que se anuncian para la semana que comenzó ayer, el paso de un frente frío con vientos estables del noroeste que han ido creciendo desde los 35 nudos del domingo hasta los 50 de hoy martes, con olas de más de 6 metros, y con la amenaza de durar e incrementarse, obligaron al marino bretón de 45 años a no arriesgarse y salvar su barco sin poner en riesgo la vida de otros.

 Con un curriculum que comprende la tercera plaza en la Vendee del 2001, dos vueltas al mundo como tripulante y al menos once transatlánticas en solitario, Roland Jourdain se ve obligado a abandonar por segunda vez una Vendee Globe, ya lo hizo en la edición de 2004 en Nueva Zelanda por un problema en la quilla, solo que aquella vez no hubo choque, sólo la presión al que el hombre sometió a su máquina.

QUEDAN DIEZ, Y TODOS TIEMBLAN
El escalafón se ha movido. El segundo de momento es Armel Le Cleac’h, patrón del Brit Air, al sur de las Azores y a 1300 millas de la meta, sin nadie que le inquiete por la popa trazará un arco hasta Finisterre, y cruzará el Cantábrico en diagonal bajo unas condiciones de viento y mar muy invernales, las que en estos días padecemos en España.

1000 millas por detrás la inglesa Samantha Davies, todavía en manga corta frente a Cabo Verde, lleva su Roxy con mucha delicadeza y compartirá si nada se tuerce, el tercer puesto con Vincent Riou, el antiguo patrón de su barco, que bajo el nombre de PRB II ganó la anterior Vendee Globe, y que perdió su nuevo y flamante PRB III en el salvamento de otro participante en las desoladas y frías aguas del Cabo de Hornos.

El cuarto, y muy a su pesar, será Marc Guillemot, con un barco demasiado sofisticado para una prueba tan dura, el Safran, navega con la mitad de su vela mayor por problemas en el palo, en esas condiciones, aún siendo más rápido, difícilmente dará alcance a la inglesa. Les siguen con muy pocas opciones de modificar el actual status dos ingleses más, Brian Thompson en el Pindar a más de 300 millas y la segunda mujer inscrita, la inglesa Dee Caffari en el Aviva, a 600 y con una vela mayor deslaminada, deshilachada y recosida que no ha hecho más que amargarle la vida desde la entrada en el Pacífico sur.

LOS RESISTENTES VAN EN LA COLA
El Akena Verandas de Arnaud Boissieres, un barco con diez años y más de 150.000 millas recorridas está a punto de alcanzar el hemisferio norte, sobrevive dignamente a 3400 millas de Francia, el Toe in The Water de Steve Withe, a más de 4000, asciende con calma el Atlántico sur, todavía frente a la costa brasileña, el Great American III del decano de la flota, Rich Wilson (59 años), navega plácidamente por aguas del estuario del Mar de la Plata, y medita sobre las más de 4300 millas que le esperan y cierra el grupo del Atlántico Raphael Dinelli en el Fundation Ocean Vital que acaba de abandonar el Pacífico dejando a 300 millas por su popa al último de los participantes, Norbert Sedalcek, que llegará al puerto de destino a mediados de marzo, un poco más delgado de lo que salió. Le espera todavía todo un océano. Y todo el mundo sabe que por ahorrar peso y autoestimularse los navegantes cargan con comida de menos. Son así.