Michel hoy no come berros

Sir Francis Chischester, una de las vacas sagradas de la vela oceánica de todos los tiempos, completó en 1966 su primera vuelta al mundo en 226 días, con escala en Sidney, a la respetable edad de 65 años. Un record insalvable durante años. Cuenta que un día antes de la escala australiana dejó de comer berros. Al parecer también era pionero de la alimentación sana y los cultivaba a bordo entre toallas mojadas, siendo, con los ajos, elemento primordial de su dieta. Consciente del rudo aroma de su barco, el mítico Gipsy Moth IV, y su persona, dejaba de comer verdura fresca al acercarse a puerto para no asustar a quienes le esperaban. Michel Desjoyeaux que el domingo1de febrero a media tarde amarrará su barco al muelle del que salió el 9 de noviembre de 2008 para dar la vuelta al mundo a vela, en solitario sin escalas y sin asistencia sólo se alimenta de comidas energéticas, liofilizadas y precocinadas, pero también se prepara para el cambio brutal que le espera.

Michel, festejando su llegada a puerto

Michel dedica las últimas horas a tomar conciencia de su gesta, va a cambiar en minutos de la soledad y el ruido del viento y las olas al escándalo de la prensa, la familia y los amigotes. En su última comunicación desde el Foncia con la organización (sábado 31- 20.00 a 174 millas de la meta) antes de cortar con todos menos con su equipo en tierra, decía que le tocaba afeitarse, preparar ropa limpia, lavarse un poco, y ensayar la cara que pondrá para no parecer aturdido. Lleva 84 días a solas, en un espacio no más grande ni más cómodo que una furgoneta, con breves contactos diarios con un grupo muy selecto de gente, conversando o maileando sobre temas concretos, partes meteorológicos, el barco, el mar y poco más. Navegando mucho y bien, en solitario.

Después de su segunda salida de la Vendee Globe, (regresó a puerto a reparar y volvió a salir 40 horas después) el “profesor” ha realizado un recorrido oficial según la organización de 24.840 millas (datos de los GPS los barcos participantes). Superior en algo más de 1500 sobre el trazado de la edición de 2001, que también ganó. Y es que Michel ya es la segunda vez que gana y este año su victoria ha sido casi una ofensa para el restode los participantes, que a pesar de todo le veneran. La ventaja sobre sus perseguidores no ha dejado de crecer y ha eludido, con ciencia o con suerte, cualquier situación comprometida.

ROLAND NAVEGA INUNDADO

“Lo hace de forma, no perfecta, pero casi”, decía ayer sábado Armel Le Cleac’h, en tercera posición a bordo del Brit Air frente a las Canarias, con 1900 millas por delante todavía, y con el corazón en lucha con el cerebro: el más joven de los participantes llegaría el segundo si quién ahora ocupa esa posición, el amigable y buen colega de todos, Roland Jourdain, abandona.

Jourdain, que todavía le saca 400 millas y está casi en las Azores, duda si protagonizar la gesta de esta edición: llevar su Veolia sin quilla a través del Cantábrico. Cuando el jueves 29 descubrió que la había perdido llenó todos los depósitos de lastre y posiblemente alguno más que inventó, hasta completar 8 toneladas de agua bordo. Con ello logra estabilizar el barco y navega a poca velocidad con la superficie de las velas reducidas. “El buen marino es el que regresa a puerto” apoyándose en ese refrán bretón, “Bilou” intenta superar una borrasca que está hoy justo encima de él, si no naufraga es muy posible que comunique a la organización que intentará llegar con su barco a Les Sables. “Esta ha sido su Vendee, está en la cima de su arte y nos sobrevuela a todos”. Así de claro ha hablado de su amigo Michel, compañero de las primeras salidas en las escuelas de vela bretonas donde ambos se formaron.

“Michel es mi héroe, navega como un dios y nos inspira a todos”. Sincera y contundente se descuelga Samantha Davies, en una cuarta posición muy amenazada por su tenaz perseguidor, Marc Guillemot (Safran) a menos de 100 millas por detrás de Sam y su Roxy (el barco con el que Desjoyeaux ganó su primera Vendee en 2001). Quien a pesar de deshacerse en elogios con el líder, nobleza obliga, desliza una crítica que algunos también en tierra, comparten: “No se si él se ha dado cuenta pero le encuentro un poco pretencioso, ha hecho comentarios fríos, un poco radicales. Cuando volvió a incorporarse a la flota tras su segunda salida, al sobrepasarnos nos preguntaba si íbamos de paseo, y eso se lo estaba diciendo a gente que lo estaba pasando mal”.

DE PATAGONIA A BRETAÑA

Entre el ecuador y la costa sur de Brasil se reparten cuatro barcos más. Saliendo de las calmas ecuatoriales el Pindar y el Aviva intentan no descolgarse y sueñan con presentar batalla todavía, tras ellos y más humildes, sólo quieren regresar intactos, el Akena y el Toe in the Water. Cerrando el grupo del Atlántico, Rich Wilson, (Great American III) bastante harto de su mala suerte, lucha contra vientos del norte frente a la costa Argentina por debajo todavía del paralelo 40, su barco se conserva bien y sin daños apreciables.

Con todo un océano por delante, los dos últimos Dinelli y Sedalcek no pasarán el Cabo de Hornos hasta el lunes, si no hay contratiempos, y empiezan a acusar la fatiga y, se sospecha desde la organización, una leve desnutrición alimentaria, algo que no debe escandalizar a nadie, al parecer esa situación la atraviesa más de uno de los participantes. La manía de cargar sólo con lo imprescindible.

Quienes seguro que celebran la hazaña con la sonrisa un tanto forzada, serán los siete marinos franceses y suizos que por distintos motivos tuvieron que abandonar y que un poco a la fuerza, las duras exigencias de los patrocinadores, estarán en tierra, comentando para las televisiones la gesta que no han podido protagonizar.