Sálvese el que pueda en la Vendee Globe

Olas de más de 11 metros y vientos del norte que soplan a más de 85 nudos, (165 km/h), despiden en estos días a los tres participantes en la Vendee Globe, vuelta al mundo a vela en solitario, sin escalas y sin asistencia, que ya han pasado del Pacífico al Atlántico dejando al odioso Cabo de Hornos por babor. Brian Thompson a bordo del Bahrain Team Pindar, lo hizo en la madrugada del jueves, y en estos momentos lo intentan la inglesa Dee Caffari en el Aviva y su fiel perseguidor, (llevan 65 días navegando a pocas millas el uno del otro), el francés Arnaud Boissieres en el Akena Verandas. La organización de la regata ha recomendado que busquen abrigo al socaire de la Isla de los Estados al este del Cabo e Hornos, en el Atlántico. El servicio meteorológico en una comunicación de urgencia (jueves 15 11,00 GMT) sostiene que es la depresión más grande registrada en la zona en los tres últimos meses.

el Foncia entre las olas

LLUEVE SOBRE MOJADO

Después de 67 días en el mar, la fatiga hace mella en los marinos y los materiales. Esta sexta Edición de una regata que se considera el Everest de la vela será recordada como la edición más dura. De los 30 navegantes que tomaron la salida en el puerto francés de Les Sables D’Olonne el 9 de noviembre continúan en regata 12. Sólo cinco han superado ya el Cabo de Hornos y eso que se programa el recorrido para pasar por la zona en el momento más bonancible del verano austral. Mientras los primeros se encuentran frente a las costas de Brasil los últimos renquean a 6600 millas, al sureste de Nueva Zelanda. Uno ha naufragado, cinco al menos perdieron el palo, el resto han sufrido serias averías y uno tuvo que ser rescatado por la armada australiana al romperse una pierna en medio de una maniobra. El impresionante censo de desgracias no debe inducir a error. La organización www.vendeeglobe.org incrementa la seguridad de edición en edición, impone normas constructivas cada vez más rígidas y limita el recorrido mediante balizaje por GPS.

COMPETIR Y REPARAR

Los pilotos del Paris Dakar al llegar la noche paran sus vehículos y duermen mientras sus mecánicos reparan los daños. Los participantes en la regata más dura y tenaz del calendario de la vela mundial, llevan dos meses a bordo de un modelo de velero que proporciona seguridad, velocidad y precisión pero muy pocas comodidades, y les quedan, a casi todos, un mes o más de sobrevivir a bordo.
Michel Desjoyeaux con el Foncia lidera la prueba e intenta superar vientos de proa frente a la costa brasileña en su ascensión del Atlántico, a sólo 4.446 millas de la meta, a menos de 300 millas detrás de él Roland Jourdain en el Veolia comprueba si las reparaciones efectuadas tres el choque con un cetáceo el pasado lunes sirven para algo. El Brit Air de Armel Le Cleac’h, a casi 700 millas del primero, intenta conservar la tercera plaza que disfrutará ex a quo con Vincent Riou quién perdió el palo de su barco en el rescate, a 200 millas del Cabo de Hornos, de Jean Le Cam, que naufragó y pasó la noche del 5 al 6 de enero en el interior de su barco volcado. El comité de regata no ha encontrado otra forma de compensar su gesta ya que no se podía hacer llegar a tiempo un palo de repuesto. Ambos náufragos intentan repatriar ahora el barco de Vincent.

En cuarta posición se encuentra en una cómoda navegación siempre hacia el norte y con las Malvinas ya a su espalda, la navegante inglesa Samantha Davies que se ha convertido en la estrella mediática de esta edición. (Desopilante su paso por el Cabo de Hornos bailando al ritmo de las Spice Girls, en video en su web, www.samdavies.com ). Su Roxy, un barco que ya ha ganado dos ediciones de esta regata al mando de Desjoyeaux en 2001y Riou en 2004, ha demostrado ser un buen amigo, seguro y fiable, mucho más que algunos de los costosos prototipos lanzados para esta edición.
Marc Guillemot, (Safran) que pasó Hornos hace dos días ha aprovechado el paso por las Malvinas para detenerse al pairo en una de sus bahías y realizar una reparación de urgencia en su palo con vientos de 30 Km. /h, y sin más dilación y sin ayuda, se ha reincorporado al quinto lugar en la competición.

NADIE EXAGERA

Gracias a la tecnología de navegación cualquier punta de velocidad obtenida en el Pacífico Sur por cualquiera de los participantes se registra simultáneamente en Paris, los navegantes usan las videoconferencias y los emails para comunicarse con sus Webs o entre ellos. Así se pudo saber, que el martes 13 de enero al iniciarse la borrasca y con vientos de 60 nudos el Akena perdió la antena satélite, después de tumbarse dos veces en el mar. El mismo día Dee Caffari dio la vela mayor por perdida dentro de la misma tempestad que azota a su buen amigo Arnaud, en un mar “siempre tan horrible”, según una comunicación por radio de la inglesa, que en ese momento registraba vientos de 50-60 nudos y olas de más de 8 metros durante ocho horas seguidas. Al día siguiente el Akena alcanzó, cabalgando una ola, una velocidad de 30,2 nudos. Algo muy difícil de lograr en el Mediterráneo, con el mar calmado y a motor.

1000 millas por detrás de este trío de víctimas del clima, y descendiendo hacia latitudes tenebrosas otro inglés, Steve White a bordo del Toe In The Water, se acerca al corazón de la borrasca. Muy detrás suyo el norteamericano Rich Wilson, profesor del MIT jubilado, en el Great American III, y el francés Raphael Dinelli, a bordo del Fundation Ocean Vital, que ya naufragó por estos mares en la Vendee Globe del 97, y que completó la edición del 2005 en doceavo lugar, preceden al austríaco Sedalcek, quién, a 6500 millas del primero, y a bordo del Nauticsport-Kapsch, sueña con llegar intacto, con suerte dentro de un mes, sabiendo que en este excepcional prueba, en algunas ediciones acudió más público y hubo más agasajos al recibir al último que al primero.