Carta a los que especulan

Una misiva a aquellos que disfrutan beneficiándose a costa de otros.

La especulación ./Creaydestruye/CreativeCommons

Queridos padres, madres, hermanos, hermanas, tíos, tías, sobrinos, sobrinas, desheredados, heredados con desbordantes fortunas no esperadas, estimados nuevos ricos, paletos, progres disfrazados de intelectuales, intelectuales con trajes de progres, fachas de pueblo, de ciudad, pescaderos, carniceros, suertudos con pisos sorteados por la comunidad de Madrid, amigos, enchufados, coñeros, potreros, amigos de la que le tocó el piso, funcionarios, ricos, empresarios, a todos vosotros os quiero enviar mi más traicionera felicitación por el flaco favor que hacéis a este bonito país, pretendiendo aumentar vuestras arcas con el propósito de vaciar las mías, mis ilusiones y llenar mi infelicidad de la manera más absurda, procaz y borreguera que han visto mis jóvenes ojos en toda mi vida. A vosotros, que veis un billete en el suelo y os arrastráis corriendo a cogerlo con las garras, que subís los precios de vuestras viviendas de hace más de cuarenta años a cantidades exorbitantes. A vosotros que hacéis que me plantee conformarme con lo que (no) tengo, que pretendéis que juegue a loterías y demás inventos de poca monta, que buscáis que pase las tardes en los bingos haciendo algún dinero, a vosotros, que llenáis las bocas con manjares que no tendré, que os dejaréis los ojos en vuestros monitores de LCD y las piernas en Punta Cana os quiero agradecer con todo mi corazón que sigáis por esa vereda. ¿Acaso no sería más fácil ponernos de acuerdo compradores y vendedores de inmuebles y bajar los precios? Creo que hay una solución posible a este conflicto que parece insuperable. El hecho es que este es un país bello pero lleno de codiciosos y avariciosos cuyo único fin es el de tener y tener y tener. A los compradores que compran cuarenta metros por cuarenta millones de pesetas: id al cuerno. Con afecto y mucho amor, un humilde servidor que poco a poco se torna en un macho cabrío.