La cara B. Los revolucionarios que Fidel traicionó

Primavera de 1957. Calle Humboldt de la Habana. Y dos compañeros de fatigas de Castro exiliados.

Faure Chomón con Fidel Castro en 1959, foto A. Saavedra. Abajo, Eloy Gutiérrez Menoyo, primero por la derecha, con Ché Guevara en 1958, foto latinamericanstudies.org

Toda la lucha, todos los ideales terminaron una noche, la del 1 al 2 de enero de 1959. Justo a las cuatro de la madrugada en el Cuartel de la Cabaña, en La Habana, el coronel Varela entrega el mando al Ché Guevara. A la mañana siguiente, Fidel Castro parte desde Santiago de cuba hacia La Habana. El 8 de enero entra en la ciudad. No más Batista, no más dictaduras. El pueblo, para siempre, gobernará Cuba.

Pero para ello fue necesario que muchos compañeros de Fidel se jugaran la vida por esos ideales. Una de esas ocasiones fue en la toma del Palacio Presidencial, el 15 de marzo de 1957. La operación fue llevada a cabo por el Directorio Revolucionario dirigido por el entonces presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, Antonio Echevarría.

El grupo, de unas diez se personas, se dirigió primero a la emisora CQM "Radio Reloj", donde ya funcionaba una cédula del Directorio. Los locutores, encañonados, anunciaron que el Palacio Presidencial estaba siendo atacado con Fulgencio Batista en su interior. Minutos después fue leído varias veces un falso comunicado del Estado Mayor del Ejército que informaba de que, buscando "la salvaguarda de la paz pública e interpretando el sentir mayoritario de sus miembros", habían sido relevados todos los jefes fieles a Batista.

A las 15:22 horas José Antonio Echeverría se ponía al frente de la emisora para anunciar: "[...] acaba de ser ajusticiado el dictador Fulgencio Batista. En su propia madriguera del Palacio Presidencial el pueblo de Cuba ha ido a ajustarle las cuentas. Y somos nosotros, el Directorio Revolucionario, quienes en nombre de la Revolución Cubana hemos dado el tiro de gracia a este régimen de oprobio. Acaba de ser eliminado [...]".

Una vez concluida esta operación, debían tomar los vehículos en que llegaron y dirigirse a la universidad. Las obras en el Hotel Habana Hilton con camiones obstruyendo el paso, obligaron a separarse a los tres coches. Pronto Echeverría es asaltado por un coche de policía. Su coche estaba siendo ametrallado, se baja y comienza a disparar a la policía, pero una ráfaga lo alcanza y acaba con su vida.

Al mismo tiempo, otro grupo de compañeros se dirige armado en varios coches al Palacio Presidencial e intentan hacerse con el control del mismo. Un grupo entra hasta el despacho en el segundo piso, pero estaba vacío, sin Batista. Otro grupo que debía apoyar a los asaltantes desde el exterior, formado por algunos exiliados españoles, no cumplió con su misión y los policías, refugiados en el tercer piso y en la Avenida de las Misiones, comenzaron a disparar contra los asaltantes.

La retirada del Palacio fue una masacre total: Menelao Mora, Carlos Gutiérrez Menoyo, Pelayo Cuervo... En ambas operaciones, la toma de la emisora y la del Palacio Presidencial, murieron treinta y cinco revolucionarios. Sólo algunos como Juan Pedro Carbó y Faure Chomón sobrevivieron.

Nuestra historia continúa el Sábado Santo, 20 de abril de 1957, en el número 7 de la calle Humboldt de La Habana. El capitan Esteban Ventura de la policía batistiana llama a la puerta del apartamento. Dentro, cuatro miembros del Directorio Revolucionario, Joe Westbrook, José Machado, Juan Pedro Carbó y Fructuoso Rogríguez que, aunque intentan huir, mueren todos baleados. Ya con Fidel Castro al frente del Gobierno se descubrió que Marcos Rodríguez, próximo a la cúpula del Partido Comunista de Cuba, entregó a la policía esa dirección y los nombres de sus compañeros.

Otros miembros de ese Directorio corrieron, según se mire, mejor suerte. Son Eloy Gutiérrez Menoyo y Faure Chomón. El primero es hermano de Carlos Gutiérrez Menoyo, abatido en la retirada tras el asalto al Palacio Presidencial. El segundo es uno de los pocos que sobrevivió a esa retirada. Ambos, luchando ya en la sierra, alcanzaron el más alto grado militar, el de comandantes de la Revolución.

Pero el tiempo... ¡ay, el tiempo! Los dos se opusieron más tarde a los planes de Fidel de perpetuarse en el poder y sufrieron por ello el exilio. Eloy incluso pasó más de veinte años en las cárceles de Cuba bajo el Gobierno de Castro.

Y contra el tiempo... sólo una placa de bronce en la calle Humboldt con las caras y los nombres de los cuatro revolucionarios que allí fueron abatidos.

Y el tiempo... ¡ay, el tiempo! Más tarde, ¿qué pasó? Más tarde... ya se sabe: nada malo ocurre hasta que el Gobierno lo reconoce (jineteras, racismo, discriminación religiosa, corrupción, drogas...), 15 dólares al mes que no alcanzan para vivir con una cesta básica de 70 dólares mensuales, hace diez años que no se da licencia para actividades económicas privadas, granjas estatales improductivas, sin libertad para viajar...

Tal vez sí haya palabras contra el tiempo, pero ¿qué palabras?:

- "¿Cuáles son los derechos de los escritores y de los artistas revolucionarios o no
     revolucionarios? Dentro de la Revolución: todo; contra la Revolución: ningún derecho"
                                                                                                                                            (Fidel Castro en 1961)

- "Socializar la economía, avanzar en el cooperativismo y la autogestión obrera socialista,
    a costa del estatismo asalariado"
                                                                                                                   (Pedro Campos, comunista crítico)

- "Ha habido una confusión al pensar que lo que no es estatal no es socialista"
         (Omar Everleny Pérez, doctor en Economía y profesor de la Universidad de La Habana)

- "Todo lo que no es obligatorio está prohibido"
                                                                                                                      (Lisandro Otero, escritor cubano)