Menos mal que jugó Clos Gómez…

Hostias. Ni balones inteligentes, ni gol de plata, ni cinco árbitros escudriñando cada acción del juego, lo que Michel Platini y su lobby deberían introducir en el fútbol es una norma que establezca un periodo en cada partido a partir del cual sea obligatorio el juego brusco. Y es que si existe algo capaz de ponerle picante medianías futbolísticas como las del derby madrileño de esta noche es una buena trifulca.

Clos selección

Al menos, con la nueva ley, nos hubiésemos ahorrado 45 minutos de naderías alteradas tan sólo por errores técnicos impropios de dos equipos a los que se les supone un nivel. Cierto, hubo un gol pero aun no se con certeza si anotarlo en el haber de Leo Franco o en el de siempre, el que no lleva el siete a la espalda. Tremenda cantada del argentino, dejándose caer como un fardo, el Madrid a cobrar y la parroquia rojiblanca frotándose los ojos ante la innovación mejicana: el cuatrivote.

Pero no se piensen que Schuster se quedó atrás en cuanto a darle una vuelta de tuerca a esto del Subbuteo. ¿Por qué juega Raúl?. No se sabe. ¿Qué hacía Van der Vaart en el banco?. No se sabe. ¿Cuantas veces tiene que jugar Marcelo para demostrar que no es lateral del Madrid. No se sabe. Lo cristalino es que el Real no jugó al fútbol pero aun con sus carencias supo aguantar la mejoría atlética tras la entrada de Simao, incomprensible su suplencia y golazo para ratificarlo, y jugar las pocas bazas atacantes de las que disponía en el banquillo para forzar un penalty en el último minuto gracias a una juagada marca de la casa, esto es acelerada y loca, de Royston Drenthe. Partido cerrado.

Y luego estuvo Clos Gómez. Seguro que el As se descuelga el domingo con el habitual 3 a Raúl o cualquier otro estilema de los suyos pero el MVP habría que dárselo al trencilla a poca justicia que haya en esto de la pelotita. El de negro expulsó a Perea por su demostarle su amor incondicional a Sneijder, justificado, y más tarde a Van Nistelrooy por una entrada a destiempo aunque sin intención a Caniche Maniche. Aplicó la ley de la ventaja de cualquier modo menos el correcto y erró en unos cuantos fueras de juego.  Esto es, dejó a cada uno con diez y de mala hostia, lo que contribuyó sensiblemente a animar un choque insípido de solemnidad. Un diez a Clos, fue el que más contribuyó al espectáculo. Figúrense.

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