¿Nescafé patrocina a Argentina?

Ni en pedo. Esa hubiese sido mi respuesta, con impostada entonación rioplatense, si ayer noche alguno me hubiese preguntado si tenía la intención de ver el Argentina-Australia de la Olimpiada. Pero los imponderantes, no hubo borrachera anoche ni posterior resaca neutralizante hoy, quisieron que asitiese al descafeinado espectáculo futbolístico con que argentos y canguros se despacharon esta mañana. Así que aprovechando que no tengo nada mejor que hacer hasta la hora de comer , voy a dejarles por aquí algunas de las impresiones que me causo el choque. Choque es un decir, se entiende.

¿Citius?. ¡Casi lo meto tomando mate!

Lo primero, lo esencial, es subrayar que Argentina tiene tanta calidad en sus filas en comparación con el resto de seleciones que se les podría mandar a la carcel en caso de no levantar esta copa. No digamos ya en comparación con una selección aussi poco más que ordenada. Nota: donde dice laboriosa leáse cuatro amigos que les gusta correr arriba y abajo. Uno al menos, tenía la curiosisdad de ver todos juntos, triangulando, a Riquelme, un escándalo esta norma para que participen viejos en los JJOO, Messi y el Kun. Bien, los dos primeros jugaron algo, pero al yernísimo ni se le vio. Una pena. El que si apareció, en cambio, fue ese grandísimo entertainer que es el Pocho Lavezzi.

El que cogió el hilo de Maradona en el Nápoles marcó el único gol albiceleste ya casi cuando parecía que, a puro aburribiento y sobeteo de esférico, los rayados se iban a conformar con especular a por el empate. En descargo hay que decir que todo se fraguó con un jugadón. Y es que la acción fue tan bonita que merece este tercer párrafo al completo. La cosa fue así: Riquelme se descuelga por el centro y se mete afiladamente hasta el borde del área con un regate de pura habilidad, toca con Messi, vuelta a Román que abre para el entonado Di Maria. Australia, en las antípodas. Este, sólo como la una en la izquierda, manda un centro muy tocado al segundo para el Pocho, que se pone nervioso y la coloca con el interior al palo contario del meta. 1 a 0, a cobrar y sin despeinarse.

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