De desagradecidos está el mundo lleno

Una desagradecida cuenta en El periódico de Cataluña que se gastó unos 200 euros participando en una promoción que organizó movistar hace unos meses y ganó un fabuloso todoterreno de lujo. Finalmente lo vendió y, descontando todos los gastos y el pago a Hacienda, se quedó con casi 37.000€. En lugar de ser feliz y disfrutar de los más de 6 millones de pesetas que le han llovido del cielo cuenta la experiencia como si fuera una tortura.

Se nota que estamos en agosto. Los Telediarios están llenos de obviedades como que hace calor y la gente va a la playa y los periódicos también tienen que recurrir a la manida técnica del relleno, como la de esta información que publica El periódico de Cataluña.

El artículo, que tengo que reconocer que está redactado con bastante gracia, narra la espeluznante vivencia de Enri, una mujer que ha pasado un auténtico calvario.

¿Se trata de una víctima de la violencia de género? ¿Quizás es la viuda de un guardia civil que murió en un atentado y ahora tiene como vecino al terrorista que acabó con la vida de su marido? No exactamente. Es simplemente la anécdota de una desagradecida que cuenta que se gastó unos 200 euros participando en una promoción que organizó movistar hace unos meses y ganó un fabuloso todoterreno de lujo.

El testimonio de esta mujer de 35 años que aparenta tener muchos más no tiene desperdicio: “Al principio pensé en quedármelo, pero cuando vi que cada revisión valía 1.000 euros y que una rueda, ¡solo una!, 650, empecé a preguntarme si había hecho bien en participar. Vivo hipotecada en Badalona y no tengo un trabajo fijo”. ¿Para qué participó? ¿Acaso pensaba que una operadora que cada día exprime más a sus clientes suprimiendo conceptos tan básicos del cómputo del consumo mínimo como los mensajes y hasta los módulos de ahorro, se iba a hacer cargo de las revisiones?

Esta pedagoga, que ha hecho muy poco por acabar con el mito de que los catalanes son unos rácanos, manifiesta en su desgarrador relato que tuvo que ir a la capital a recoger el premio. Estando en Madrid cogió un autobús en lugar de un taxi porque “les iba a salir casi más caro que una rueda del Porsche”. Pero tuvo mala suerte. “El conductor se despistó y las avisó (a la afortunada y a la madre que la parió, que la acompañaba) dos paradas tarde. Bajo el sol del mediodía, caminaron media hora por el arcén de la M-40″.

Tras la entrega de los 104 vehículos, en un acto que estuvo presentado por Jaime Cantizano (aunque ella le llama Cañizares), hubo un catering con hamburguesas y frankfurts. Atención al comentario de Enri: “Con la pasta que se gastaron en los coches, se podrían haber currado más el piscolabis”. Claro, mujer y de paso podían haberte dado unos tupperware con las sobras, que seguro que te habrían venido muy bien para el camino de vuelta.

A partir de ahí no acaba la tortura que padeció esta buena señora. Resulta que “movistar les había puesto la gasolina de un mechero”, así que “llegaron a duras penas a una estación de servicio”. ¿Cómo es posible que no le llenaran el tanque hasta que se saliera por los bordes? ¡Y no lo dice, pero seguro que tampoco tuvieron el detalle de regalarle un parasol! Lo que no dice es que Telefónica Móviles se hizo cargo de los 6.714 euros del impuesto de matriculación y del ingreso a cuenta a Hacienda de otros 6.757 euros.

Resulta que el premio tenía tanto extras que cuando por fin llegó a su hogar, dulce hogar, no sabía “cómo se apagaba esa mierda de coche”. ¡Pobre!

Finalmente, la desagradecida lo vendió nada menos que por 45.000 euros, pero Hacienda, que somos todos, incluida ella, se quedó con una parte y a este respecto, va y se pone: “Que sepan todos los españoles a los que les devuelven dinero que una parte viene de mi Porsche Cayenne”. Te queremos, Enriqueta, te queremos.