Los escaparates son la principal decoración de nuestras ciudades. Se han convertido en una clara señal de identificación de los centros urbanos. Existen de todos los tipos, formas y colores: grandes y pequeños, abarrotados y minimalistas, modestos y lujosos.
Nueva York y Tokio son las ciudades reinas del escaparatismo
Las fachadas acristaladas de los establecimientos se han convertido en verdaderas creaciones con él único objetivo de seducir, sorprender, atraparnos y despertar nuestro impulso de compra compulsiva, para convertirnos de peatón ocioso en cliente.
El consumo es la base de la economía y por tanto, los escaparates como elementos claves de la incitación al consumo, adquieren cada día más importancia. Los grandes centros comerciales y las grandes tiendas de moda hace días que consideraron a la figura del escaparatista como clave en su cadena de venta. Pero, el escaparatismo, avanza como arte necesario cada día y ya las pequeñas tiendas y comercio empiezan a utilizar las técnicas del escaparatismo para aumentar sus ventas.
El escaparatismo está indicado para todos aquellos que quieran dedicarse profesionalmente a ello o para aquellos que necesiten los conocimientos para su propio negocio. Esto ha provocado el auge en los cursos de decorador de escaparates. Estos cursos intentan aportar los conocimientos básicos para poder desarrollar la creatividad en la exposición, la luz, la elección de elementos, etc.
El escaparate debe sintetizar y reflejar las características del establecimiento, así el cliente se va a hacer una idea de los productos y la calidad que se va a encontrar en el interior. Con el escaparatismo se va a formar una determinada imagen del establecimiento y sus productos.
Con el escaparate se transmite una información que hará que el consumidor catalogue el establecimiento y refleje la atmósfera, el surtido, el precio, el nivel y el estilo de éste a los clientes a los que se dirige. Y de ahí que sea muy importante, conocer el público objetivo, sus características, deseos, necesidades y con qué se sienten identificados, para después adaptar el escaparate a ese público, con el fin de llamar su atención.
Un decorador de escaparates ha de tener siempre presente que el escaparate es un elemento vendedor, incluso fuera del horario comercial. Como elemento vendedor informa de los productos y motiva la compra, por lo que los productos se deben mostrar haciéndolos deseables, a través de una presentación llamativa, con el contraste de color acertado y con un refuerzo luminoso apropiado.
Por supuesto, el buen escaparatista será una persona original que al decorar prime el producto y la originalidad. Además, un profesional del escaparatismo deberá tener en cuenta que el escaparate se integrará en el marco que le rodea, por un lado con la fachada y los establecimientos cercanos, y por otro con la arquitectura en la que se enmarca.
La decoración de un escaparate no es algo estático. No vale con hacerlo una vez de forma espectacular, porque sólo lograremos convencer a la gente una vez, pasado un tiempo pasará inadvertido, habrá muerto el efecto sorpresa. En el momento que pierde la eficacia se debe renovar el escaparate. Un escaparatista sabe muy bien cuando se ha de realizar esta renovación ya que hay que tener en cuenta el calendario festivo y los diferentes eventos. Como es lógico los expertos en escaparatismo aprovecharan los cambios de estación, navidades, el día del padre, fiestas locales y ferias. Igualmente, también se cambiará el escaparate con los diferentes eventos de la tienda, como aniversarios, promociones y rebajas. Se recomienda que se renueve el escaparate al menos cada 20 días.
El escaparatista ha conseguido su primer logro cuando consigue que una persona se detenga mirarlo, pero esto no es todo. Cuando se consigue que el cliente se detenga a observar el escaparate lo hace por un breve espacio de tiempo. En estos segundos hay que convencerle de los beneficios de la tienda y de los productos que hay en ella.
Hay que tener en cuenta que el cliente pasa por cientos de escaparates, percibiendo multitud de mensajes, encontrándose sobresaturado de estímulos e información. La única solución para que se fije en un establecimiento en concreto es siendo diferentes, y así poder atraer su atención. Con esa diferenciación, el escaparatista conseguirá que el establecimiento y sus productos se posicionen en la mente del consumidor; éste tendrá una imagen del establecimiento comercial y cuando quiera comprar algo que se relacione con ese posicionamiento, acudirá al establecimiento.
Estos conocimientos básicos hay que desarrollarlos en profundidad para conseguir ser un profesional y ser capaz de distinguir el establecimiento en el que se trabaja del resto.
Hoy en día los españoles estamos a la cola del escaparatismo y el diseño de tiendas. A los escaparates de las grandes ciudades de nuestro país, aun les falta mucho para alcanzar el nivel de los escaparates de Nueva York o Tokio. Debemos concienciarnos de que el escaparate es fundamental para captar clientela, es un gran canal publicitario y no debemos dejar espacio a la improvisación.
La única forma de conseguir unos escaparates con un alto rendimiento es que en este país surjan profesionales del escaparatismo. Master-D en su intento de estar al corriente con las necesidades formativas que se dan en cada momento, tiene entre su oferta formativa el curso de decorador de escaparates.
En una sociedad consumista como la nuestra, la figura del escaparatista es imprescindible.
Blog Master-D
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