2012  FIN DE FIESTA MUNDIAL

Dicen los cenizos de turno que los mayas, conocedores de los más importantes arcanos de la antigüedad, tras realizar complicadas cuentas de la vieja con sus cuerdas anudadas, lanzaron a la posteridad una enigmática y agorera fecha donde la humanidad vigente en ese momento picaría el billete hacia Dios sabe donde. 2012. Se aproxima el fin de fiesta señores.

SI LO DICEN LOS MAYAS...

Pues si, parece que si es Rappel el que lo predice, con sus gafotas de julandras setentero y esas terribles túnicas fantasía que luce sin complejos, la gente se lo toma a coña, pero si son los mayas, todo el mundo pone el grito en el cielo y corre raudo a ver el programa de Iker Jiménez por si cuentan algo, siempre que les deje el pesao del forense Cabrera, claro, que seguro que está por ahí chupando cámara.

A base de ir errando las predicciones de alucinadas pitonisas, mediums alpistados y magos de tercera regional, el fin del mundo, el Armageddon -si Bruce Willis no lo soluciona- va retrasando sus fechas y reciclándose de una época a otra hasta que por fin alguien de en el blanco y se venga abajo el chiringuito.

Ya sucedió en la edad media con los miedos del año mil, donde la gente pensaba que el fin del mundo tenía que acabar en un número redondo y que cuando el Ramón García de turno diese las campanadas de fin de año aquello sería el acabose. Pero claro, cuando los miles de beatos espontáneos se dieron cuenta al cabo de unos días de que allí no pasaba nada, y que la vida seguía tan jodía como una semana antes, eslomándose en el campo de sol a sol y con una gruesa y bigotuda mujer esperándole en el catre, olvidaron sus catecismos y los continuos golpes de pecho y retornaron otra vez a los revolcones en pajares ajenos con las hijas de sus vecinos.

Durante años se siguieron haciendo predicciones, como el viejo Nostradamus escribiendo cosas rarísimas en las Centurias Astrológicas, que luego los eruditos interpretaban libremente según el barrio, pero que me juego el cuello a que aún hoy en día el propio visionario se estará partiendo el ojete en su tumba por el revuelo que levantaron unos escritos en los que ni el mismo sabía lo que quería contar.

El final del milenio supuso también un refuerzo a las teorías agoreras, que vieron una oportunidad increíble para acertar de una puñetera vez con sus cálculos. Para unos el cometa Hale-Bopp, aparecido en 1996, era una señal del Apocalipsis, sobre todo para los iluminados de la secta Heaven´s Gate, cuyo líder explicó que dentro del cometa había una nave espacial que llevaría a sus afiliados –con las cuotas al día, of course- a un reino superior. Al final el cometa siguió su curso y 39 miembros de la secta, que ya tenían el billete sacado para el otro mundo, tiraron pa´lante y se reunieron con el Hacedor vía suicidio colectivo. Para otros, el cataclismo final vendría de la mano de los ordenatas, ya que éstos no estaban preparados para adaptarse al cambio de fecha del segundo milenio, lo que llevaría a un caos mundial en los transportes, asistencia sanitaria, servicios públicos, etc, que haría que maldijésemos eternamente los buenos ratos que echamos matando marcianos con el commodore 64 o el tierno ZX Spectrum 48k. Por último, y no por ello menos bizarro, el recuerdo que más mola de todos referido al fin de siglo es sin duda el mítico El mileniarismo ha llegaaadooo del etílico Fernando Arrabal en el programa de Sánchez Dragó, que pasará a la historia como una de los momentos más descojonantes de la televisión.

Y como de nuevo no acertaron las profecías, pues nada, tiramos ahora de los mayas, que son unos tíos muy listos y los tíos clavaron la duración del año cuando otros coetáneos no distinguían la diferencia entre un palo y un boomerang. El palo no vuelve, por muy fuerte que lo tires.

En fin, esperemos que nuestros amigos los mayas fallen y nos den otra prórroga más hasta la siguiente predicción agorera, que la verdad ya no sé cual es la que los intérpretes de profecías tienen en el banquillo por si pincha ésta.