¿Heróica liberación o farsa por encargo?

Las peripecias de los militares que liberaron a los rehenes de las FARC nos han dejado con la mosca tras la oreja. ¿Desde cuándo los operativos de este tipo de saldan sin explosiones, heridos y conflictos diplomáticos?. Es todo tan hermoso, hasta el aspecto de Ingrid Betancourt, que huele raro. Pensemos mal, que es nuestro deporte favorito y comencemos por pensar que todo ha sido un montaje.

Ingrid Betancourt. REUTERS/Jorge Silva

Lo malo de lo que parece perfecto es que suele ser mentira. Como el caso de la liberacion de Ingrid Betancourt y el resto de rehenes en poder de las FARC, sobre el que comienzan (una vez cumplidas las escenificaciones de rigor) las preguntas sin respuesta. Porque, para comenzar, la operación de la inteligencia militar colombiana no deja de ser increíble, por imaginativa, para personal de uniforme. Se asemeja mucho a los operativos del Equipo A y eso, que ya lo hemos visto, sólo es verosímil mientras estiramos las piernas en el sofá de casa.

¿Qué razones justificarían la farsa?. Unas cuantas. Teniendo en cuenta que entre los secuestrados había norteamericanos (que no iban a llamar la atención junto al protagonismo de Betancourt) hemos de incluir a Estados Unidos en la conspiración (para no perder la costumbre) y en el pago a las FARC de 20 millones de dólares. El montaje permitiría al presidente Álvaro Uribe ganar méritos y, a la vez, no romper su compomiso de no negociar con terroristas. Por ese lado, todo encaja. Además, se presenta a los guerrilleros como una fuerza deblitada y sin mando. Todo el mundo contento. Un nuevo triunfo y otra postal para el álbum de Sarkozy.

Se abre el turno para las opiniones y teorías. Cada uno tendrá la suya. Y en mi caso, creo que no sólo se pudo haber pagado, sino que los rescatados estaban al tanto de la operación. Algo que se muestra en una polémica comparativa de estilos publicada en este sitio bajo el título Ingrid Betancourt, más fashion que Kate Mosh y que ha levantado ampollas entre algunos lectores. El eterno femenino nos conduce al cielo. Fausto dixit.