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Web 2.0: bienvenid@ a ésta, nuestra comunidad

Por netboy
Actualizado 25-05-2008 17:14 CET

¿Qué tienen en común YouTube, la Wikipedia y Facebook? Que además de que se encuentran entre las webs más visitadas, sus contenidos son generados y actualizados por sus propios usuarios. Ésa es la esencia de la web 2.0: los usuarios no sólo consultan la información, sino que participan en ella clasificándola, valorándola, comentándola…

Cuando lees el periódico, ¿a veces tienes ganas de comentar con otras personas las noticias que lees, valorarlas e incluso corregir la información? La web 2.0 permite hacerlo. ¿En qué consiste esta nueva versión? Básicamente en que han cambiado las reglas del juego. Ahora el lector ha dejado de ser un mero receptor pasivo de la información y puede influir clasificándola, compartiéndola, opinando sobre ella e, incluso, generándola. Un buen ejemplo para entender cuál es la diferencia con respecto a la web 1.0 es comparar un par de enciclopedias on line. La Británica pertenece a esta primera fase. Sus contenidos son cerrados. Sólo se pueden consultar, pero no actualizar, ampliar ni corregir. Sin embargo, todas estas opciones están disponibles en la Wikipedia, uno de los máximos exponentes del nuevo Internet. Sus entradas son abiertas y están en constante crecimiento. Cualquiera puede consultarlas libremente y editarlas si detecta datos erróneos u obsoletos. Además, también permite proponer y añadir nuevos temas. Como explica Julio Alonso, director general de Weblogs, las claves del éxito de las aplicaciones 2.0. radican en que “el usuario tiene un control absoluto de su experiencia on line con herramientas de participación, valoración… Es importante que sea la comunidad de usuarios la que lleva la iniciativa en las temáticas de actualidad y sean ellos mismos los que alimentan el sitio generando contenido propio”.

Compras multimillonarias

La aparición de esta nueva era en Internet está marcada por el estallido de la burbuja puntocom. Hace poco más de ocho años (en marzo de 2000) el índice Nasdaq (que reúne a las principales compañías tecnológicas y de Internet) marcó su máximo histórico. A partir de ahí las acciones cayeron en picado, lo que acabó no sólo con los ahorros de mucha gente, sino con una forma de hacer negocios. A partir de entonces la Red se reinventó con nuevos proyectos cuyas pretensiones eran mucho más sencillas y menos ambiciosas. Por ejemplo, Chad Hurley y Steve Chen, los artífices de YouTube, crearon esta web simplemente para compartir vídeos caseros con sus familiares y amigos. ¿Quién les iba a decir que un año después el todopoderoso Google se lo compraría nada menos que por 1.650 millones de dólares? Y Facebook, otra de las web 2.0 más exitosas en la actualidad, surgió gracias a la idea de Matt Zuckerberg, que pensó en un sistema para identificar a los estudiantes que vivían en las distintas residencias de la Universidad de Harvard. No parece una idea como parar tirar cohetes, ¿verdad? Pues los ingresos son de traca: esta compañía tuvo unos beneficios de 150 millones de dólares en 2007 y las expectativas para este año duplican tan suculenta cifra. Con estos datos, las grandes multinacionales no están dispuestas a perder el tren. Y el mayor buscador se hizo con el portal de vídeos, Microsoft pagó 240 millones de dólares por controlar el 1,6% de Facebook.


Los usuarios, protagonistas

¿Qué es lo que hace que estas páginas alcancen un valor estratosférico? ¡La propia comunidad de usuarios y los contenidos que generan! Alejandro del Castillo, consejero delegado de Fresqui.com, discrepa a este respecto: “No se trata de hacer negocio para otros, sino de aportar a otros. En nuestra web lo que hace un usuario activo es regalar su conocimiento, su experiencia y su tiempo a todos los demás de forma absolutamente desinteresada. Es algo genial. Este nuevo movimiento social nos acerca más entre nosotros y forma sociedades mejores, más solidarias y más justas”. Por su parte, Julio Alonso apunta en la misma línea: “Los usuarios que acuden a una web 2.0 no lo hacen con la idea de que otro genere negocio. Entienden perfectamente que detrás hay una tecnología y un servicio de mantenimiento sin el que sería imposible ofrecer este servicio”. ¿Y de dónde provienen los ingresos? “La publicidad es la que mantiene este tipo de soportes”, comenta del Castillo. Los anuncios no son la única vía. El comercio electrónico y cobrar por algunos servicios (Flickr, por ejemplo, cuenta con una versión profesional, que es de pago) también permiten aumentar la cuenta de resultados.

No tan participativos como parece

YouTube, Flickr, Wikipedia, MySpace y Facebook se encuentran entre las diez páginas más vistas en todo el mundo (en los dos últimos años las visitas han crecido casi un 700%). No obstante, eso no quiere decir que todos sus visitantes aporten contenido. De hecho, sólo lo hacen unos pocos. Según un estudio de la consultora norteamericana Hitwise apenas un 0,16% de los usuarios del portal de vídeos de Google acceden a este sitio para añadir clips. Y sólo el 4,6% de los que consultan la enciclopedia libre introducen algún cambio. Así que la mayor parte del tráfico de estos sitios proviene de lo que se denomina couch potatoes (patatas de sofá), es decir, personas que se limitan a ver lo que otros han generado. Lo que está claro es que, incluyan contenidos o simplemente los vean, “los usuarios son lo único que importa. Sin ellos, un proyecto de este tipo no tiene vida”, comenta el consejero delegado de Fresqui.com.

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