Carta abierta a Manolo García

Estimado Manolo:

Hace tiempo que no sabía de ti. Hoy he leído que vas a sacar un nuevo disco el 13 de mayo. Al conocer la noticia me he decidido a escribirte. No sé muy bien cómo expresar lo que te quiero decir. He de encontrar las palabras. En fin, empecemos por el principio.

Te recuerdo en aquellos primeros años 80, cantando y a veces tocando la batería en Los Rápidos y Los Burros. Con este último grupo hicisteis algunas buenas canciones. ‘Huesos’, ‘Mi novia se llamaba Ramón’. Rock sin muchas pretensiones, con dosis de humor surrealista y un poco burro, haciendo honor al nombre del grupo.

Los Burros se separaron, y de sus cenizas surgió El Último de la Fila: Quimi Portet y tú, con músicos de apoyo. El primer disco, Cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana, muestra ya un salto cualitativo importante. El humor – más allá del título del disco - se atenúa, para dar lugar a unos textos más profundos y líricos, aunque el surrealismo – cortesía de Quimi – continúa presente. Aparecen los toques flamencos que conforman el sonido del grupo. ‘El loco de la calle’ y ‘Querida Milagros’ destacan entre los temas.

Un año después (1986) sale a la calle el segundo disco, Enemigos de lo ajeno (de nuevo un título genial). Y qué disco. Se trata sin lugar a dudas del gran disco de El Último. El estilo continúa pero la inspiración se multiplica. ‘Aviones plateados’, ‘No me acostumbro’, ‘Lejos de las leyes de los hombres’, ‘Insurrección’, ‘Soy un accidente’... Un puñado de canciones que entraron en la historia del pop español.

El siguiente disco, Como la cabeza al sombrero, ve la luz en 1988. Aquí algunos empezamos a arquear las cejas. Pese a momentos inspirados – ‘Llanto de pasión’ –, el disco no alcanza el nivel de su predecesor. El siguiente álbum –Nuevo pequeño catálogo de seres y estares – supone la definitiva decepción. La oscuridad de los primeros discos queda aparcada en aras de un pop accesible. La voz aflamencada deja de ser un recurso para convertirse en una constante.

Los dos últimos discos ahondan en el mismo sonido. El grupo ha dado con la tecla del éxito y no para de tocarla. El éxito masivo crece inversamente proporcional a la calidad musical. Por eso la noticia de la disolución en 1998 fue un alivio. Tras la disolución, Quimi ha seguido publicando discos muy alejados del sonido de El Último de la Fila. Discos cantados en catalán para públicos minoritarios. Mientras, tú, Manolo, seguías sacando discos exprimiendo el sonido típico de los últimos años de la banda.

Ha llegado el momento de decírtelo: ¿Por qué no lo dejas? ¿Por qué no te retiras ya? ¿Por qué te empeñas en que los que un día admiramos tu obra ahora nos avergoncemos? Podrías dedicarte a la pintura, que siempre te gustó. Si, ya se que hay miles de “artistas” por ahí haciendo discos peores. Pero ellos nunca tuvieron talento. Tu un día sí lo tuviste. Es posible que todos los que te rodean te digan que sigues siendo un genio y tus discos son brillantes. Por eso es conveniente que alguien te diga la verdad. Toda la contribución que podías hacer a la música la hiciste ya hace muchos años. En serio, déjalo ya.

Afectuosamente,

Un antiguo admirador.