Para los viciosos de la política y que además somos insomnes, las campañas electorales estadounidenses son un buen pretexto para sacar algo de productivo a las interminables noches en vela. Esta vez la excusa era la contienda entre Hillary y Obama con New Hampshire como escenario.
Son las cinco de la mañana en Madrid. La BBC World anuncia que Barack Obama reconoce la victoria de Hillary Clinton en New Hampshire, "el estado de granito", mientras repite el último mitin del candidato de origen keniata. En su discurso afloran los mitos eternos del imaginario colectivo estadounidense (la Nueva Frontera, la Tierra Prometida, ) que aparecen entremezclados con referencias al Camelot de Kennedy. Dos comentaristas que insisten en la importancia del siguiente paso (Carolina del Sur) dan paso a una Hillary Clinton exultante que no para de dar las gracias ante un auditorio al borde de la histeria colectiva. Un 39 % de votos en las primarias del estado de la costa este y una ventaja de dos puntos sobre Obama la avala y, sabedora de la importancia de su avance, apuesta por un movimiento similar para todo el país, estableciendo un paralelismo entre su resurrección política y un nuevo renacer americano. En la Fox hacen un seguimiento más cercano de la campaña republicana, como era de esperar, así que vuelvo a pasarme a la BBC World. El discurso de Clinton suena más pegado a tierra que el de Obama: la sanidad pública, la educación, la invisibilidad de importantes sectores de la sociedad estadounidense, críticas a un Bush más interesado en defender a las grandes corporaciones farmacéuticas, petroleras, de crédito, los lobbies de presión,...También aparecen las referencias tan al uso en la política americana tales como la necesidad de restaurar el prestigio y el respeto por este país en todo el mundo, un objetivo seriamente tocado tras los siete años de Administración republicana. Y es así como Hillary Clinton asegura, según sus propias palabras, haber encontrado su propia voz: una voz marcada por un conocimiento real de la dimensión de los problemas y las posibles vías de solución, frente a un Obama más preocupado por la retórica del cambio y la justicia social pero sin aparente voluntad de aterrizar en los problemas. Como marca el sino de los tiempos, Clinton realiza un llamamiento a unirse a su campaña en su web oficial y finaliza su discurso dando las gracias a Bill, Chelsea, su madre, así como reconociendo la labor del resto de candidatos demócratas. Deja a su auditorio con un God Bless You¡, bendición en la que coincide toda la clase política americana y que resuena en mitad del griterío. Son casi las seis de la mañana y decido no esperar a la repetición de la intervención de Obama. Mi insomnio hará que nos volvamos a encontrar para las primarias de Carolina del Sur.
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