En Sarajevo aprendí que la guerra no se puede contar. Por mucho que apures el bolígrafo, agudices el ingenio o encuadres la realidad, nunca conseguirás que el lector conciba la verdad de un conflicto armado. El horror es inimaginable para quien no lo ha vivido.
Dos millones y medio de habitantes (el 60% de la población total) tuvieron que abandonar sus casas, víctimas de la limpieza étnica. La mitad sigue viviendo fuera de las fronteras de Bosnia-Herzegovina o mantiene el estatus de desplazado interno.
250.000 bosnios fueron asesinados o desaparecidos, de los que 16.000 eran menores de edad. Sólo en Sarajevo murieron 1.601 niños. Hay más de 25.000 menores huérfanos de padre o madre en todo el país. (más»)