Gervasio Sánchez denuncia hoy ese escenario del dolor que tenemos tan cerca, el de nuestra propia Guerra Civil, de la que no hemos hecho aún un informe de la Verdad: hoy miramos a Belchite, ese pueblo fantasma intacto tras la contienda, con cuya imagen ni Sarajevo, Kabul, Grozni o Gaza —ciudades bombardeadas hasta la saciedad— pueden competir.